Simpatizantes de Sendero Luminoso anunciaron la revuelta en junio

Durante el mes de junio de 1993, simpatizantes del grupo maoísta Sendero Luminoso distribuyeron en Ocosingo y en los municipios de San Cristóbal de las Casas y Altamirano propaganda en la que adelantaban prácticamente el estallido de un levantamiento armado en Chiapas, vinculado también a la guerrilla guatemalteca.

En las octavillas los senderistas hablaban de enfrentamientos armados entre un grupo rebelde y el Ejército mexicano, por lo que no se descarta su participación en el actual conflicto. "Los brotes armados" se darían también en la "franja estratégica de la guerra popular, la que atraviesa Oaxaca, Guerrero, Morelos, Michoacán, Jalisco, Estado de México, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, San Luis Potosí y Veracruz.

"Es urgente que contribuyamos a que la clase obrera forje su vanguardia organizada, que contando con un programa y doctrina revolucionaria dirija la lucha reivindicativa en función de la lucha por el poder ( ... ) que profundice y acelere la formación ideológico-política de las masas básicas, principalmente del campesinado e indígenas pobres, educándolos en los inalterables principios revolucionarios y aprendiendo para aplicar a México las experiencias de la gloriosa guerra del Perú dirigida por el presidente Gonzalo y su Partido Comunista, de ideología marxista-leninista-maoísta", señala uno de los textos, firmado por el Comité de Campesinos Pobres y el Frente Magistral Independiente Nacional.

Incidente y detenciones

Los documentos aparecieron después de que una unidad del Ejército mexicano fuera atacada con armas de fuego en Ocosingo, a finales del pasado mes de mayo. En el ataque murieron tres militares y un civil. Este incidente provocó el despliegue de un millar de soldados con helicópteros y tanquetas, y la detención de ocho indígenas mexicanos de la comunidad de Pataté Viejo, en Ocosingo, y de dos guatemaltecos.

Otro de los documentos, sin firma, aparecido en junio de 1993, da cuenta del enfrentamiento armado y confirma las posibilidades para el estallido de brotes armados de indígenas y campesinos pobres. El manifiesto establece un programa.

Una vez iniciado el conflicto armado, los rebeldes se moviliza-, rían por la libertad de sus detenidos y se retirarían a la sierra, la selva, el volcán y las cuevas. A su vez, preveía que el Ejército pondría en acción un gran disposítivo para "atemorizar" y ocultar su "gran temor" al inicio de una guerra de guerrillas.

En el citado documento se califica la actitud del clero corno de discreta neutralidad y silencio cómplice, aunque se destaca su papel de crear organismos de defensa de los derechos humanos.

La Jornada.