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La crítica norteamericana elige mejor película del año el último filme de Spielberg

Antonio Caño

Hollywood acaba de descubrir a un director que ocupará un lugar de honor en la cinematografía, aun en el caso de que Schindler's list sea la única película de su carrera. Su nombre es Steven Spielberg, y su obra, estrenada el miércoles en Estados Unidos, tiene el sabor de un clásico y está realizada con la maestría de un veterano. Schindler's list es la más conmovedora narración del holocausto judío que se ha visto en las pantallas, una película destinada al Oscar. Las tres principales asociaciones de críticos norteamericanos la eligieron ayer por unanimidad mejor película de 1993.

Schindler's list es una película de visión obligatoria. Debe de ser difícil de admitir para un hombre que ha hecho 4.000 millones de dólares con películas como ET, Tiburón, la serie de Indiana Jones y Jurasic Park; que es necesario todavía hacer algo más para ser respetado como autoridad del cine.Cuando la historia comienza con el metódico despliegue de los tinteros y los libros que los ocupantes nazis utilizan para registrar a los judíos de Cracovia, el espectador tiene la sensación, reforzada por el blanco y negro, de estar viendo alguna vieja y desconocida reposición de Orson Welles. Enseguida descubrimos que el héroe de la película, Oscar Schindler, no es el arquetipo cuadrado de otras cintas de Spielberg.

Oscar Schindler es un tipejo sin escrúpulos de esos que hacen dinero de los males ajenos y merodea como una hiena en torno a los poderosos. Spielberg convierte a ese personaje en héroe de manera lenta y contradictoria, un poco en contra de su voluntad. Y utiliza su historia para contar el holocausto.

La película de Spielberg conmociona, pero sin añadir dramatismo artificial a acontecimientos suficientemente trágicos de por sí. La cinta contiene momentos sobrecogedores que provocan las lágrimas, pero la violencia que exhibe es violencia seca, cruel pero precisa, sin derroches sensibleros.

Los nazis son retratados, desde luego, como seres abominables que merecen el juicio que de ellos hizo la historia. Los judíos aparecen mucho más humanizados; hay buenos, malos y regulares. Algunos de ellos incluso colaboran con los alemanes en la vigilancia de los campos de concentración. En la noche del estreno el público quedó mudo tras las palabras the end y abandonó la sala en medio de un ligero murmullo de iglesia.

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