El más brillante lucero del alba
Los siete astronautas que hicieron posible esta semana la reparación en órbita del telescopio Hubble dedicaron ayer la mayor parte de su día libre a observar la tierra y el espacio desde el transbordador Endeavour, todavía en órbita a 590 kilómetros de altura. El telescopio les seguía ayer a unos 80 kilómetros de distancia. "Es el lucero del alba más brillante que se haya podido ver", senaló el comandante Richard Covey durante uno de los pasos por la zona de penumbra.Hoy, los astronautas hablarán desde el espacio para los medios de comunicación y se dedicarán a los preparativos para el regreso, a primera hora de mañana.
Cuatro de ellos, Story Musgrave, Jeff Hoffman, Tom Akers y Kathryn Thorriton, protagonizaron esta semana un récord de paseos espaciales, con cinco salidas, por parejas, y un total de 35 horas y 28 minutos de permanencia en el exterior.
En la cabina permanecieron. el comandante Covey, el piloto Kermeth Bowersox y el único europeo de la misión, el suizo Claude Nicollier, que se encargó de operar el brazo mecánico. Este instrumento robótico, de 15 metros de largo, instalado en la bodega del transbordador, fue el más utilizado. Sirvió para enganchar el telescopio tras una persecución de dos días, y para dejarlo el viernes pasado en el espacio otra vez, después de cinco días de reparaciones. De él dependieron los astronautas durante sus paseos espaciales para llegar a todos los puntos necesarios del telescopio, que tiene 13 metros de altura y permanecía amarrado a la bodega del transbordador.
Peligro de perderse
La posibilidad de que los astronautas se perdieran en el espacio durante sus salidas era remota. La NASA ha dedicado mucho tiempo a hacerlo casi imposible. El primer astronauta que sale de la esclusa del transbordador lo hace amarrado con un cable a un punto fijo. Luego se encarama al brazo mecánico, donde queda sujeto por los pies, y sólo entonces cambia el punto de sujeción del cable. El segundo astronauta es ayudado por el primero a situarse donde debe estar, siempre sujeto a algún punto por uno o varios cables. Si se soltara, se distanciaría muy despacio del transbordador y daría tiempo a que el primer astronauta lo agarrara con la ayuda del operador del brazo mecánico.
Las condiciones de trabajo han sido duras, con oscilaciones de temperatura entre +100 y -200 grados centígrados. La orientación del transbordador fue estudiada para que el reflejo del sol impidiera que se alcanzaran temperaturas demasiado bajas, pero sin que afectara al telescopio. Los astronautas tenían guantes especiales y un sistema de calentamiento de las manos por si acaso.
En 1997 habrá una nueva misión de mantenimiento del Hubble, en el espacio, y se le instalarán dos nuevos instrumentos científicos. Todavía quedarán ocho años por delante antes de que se cumpla la vida prevista de 15 años del instrumento.
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