El aumento del paro monopoliza la primera cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea
El desempleo, que alcanza ya a 17 millones de personas en Europa, será prácticamente el plato único del Consejo Europeo que se reúne hoy y mañana en Bruselas, como culmínación del semestre de presidencia belga dela Unión Europea (UE). La discusión del Libro Blanco sobre el Crecimiento, la Competitívidad y el Empleo, preparado bajo la batuta del presidente de la Comisión, Jacques Delors, ocupará casi toda la jornada de hoy. La acogida del Libro Blanco será una auténtica prueba sobre el futuro de la UE, según aseguran medios próximos a Delors. El presidente de la Comisión está intentando recoger los mayores apoyos posibles a su iniciativa, pero le falta todavía el más importante, el del canciller alemán, Helinut Kohl.
El temario de la cumbre es, como siempre, largo y variopinto. Llega muy masticado a la mesa de los primeros ministros, pero con incertidumbre sobre numerosas decisiones.La cumbre debe decidir, por ejemplo, cuánto gastará la Unión Europea en investigación en los próximos cinco años, si los 13.700 millones de ecus (más de dos billones de pesetas) que propone el Parlamento Europeo (PE) o los 11.000 millones (1,7 billón de pesetas) que proponen los países más austeros. Los ministros comunitarios no han conseguido ponerse de acuerdo, por lo que deberán hacerlo, como es de rigor, sus superiores.
Lo mismo sucede con las reformas institucionales necesarias para hacer sitio en el Consejo de Ministros a los cuatro países que están llamando a las puertas de la Unión Europea (Austria, Finlandia, Suecia y Noruega).
Diez países están de acuerdo en el nuevo sistema de votación, que elimina la minoría de bloqueo formada por dos países grandes y uno pequeño, y otros dos socios (Reino Unido y España) quieren mantenerla.
La mayor parte del orden del día está formada por auténticos seguimientos de decisiones ya tomadas o en curso. Los jefes de Estado y de Gobierno deberán darles un empujón más. Tal es el caso de las acciones comunes de la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) -sobre la ex Yugoslavia, el pacto de estabilidad en Europa que propone el primer ministro francés, Edouard Balladur, o la paz en Oriente Próximo-, la lista de directivas y reglamentos comunitarios a eliminar o refundir, o las declaraciones jaleando la terminación de la Ronda Uruguay.Asilo a etarrasEl empujón a la Política de Interior y Judicial, con la puesta en marcha de la agencia de policía europea, Europol, quedará enturbiado, sin embargo, por la tramitación en Bélgica del asilo para dos presuntos etarras, que ha producido un serio enfrentamiento entre los Gobiernos de Madrid y Bruselas.
La única cuestión de donde la cumbre de los Doce puede extraer rentas políticas es la propuesta de reflexión y de acción sobre el desempleo planteada por Jacques Delors.
Fuentes de la Comisión Europea consideran que es una auténtica encrucijada para el Consejo Europeo. Puede escoger entre terminar siendo una especie de G-7 o reunión de los países más industrializados, que conciertan sus políticas y emiten un comunicado cada tanto tiempo, o asumir plenamente que es la institución impulsora de la promesa de unidad europea que se desprende de los 40 años de historia reciente y que consagra el propio Tratado de Maastricht.El principal problema de Jacques Delors, sin embargo, consiste en hallar suficientes aliados como para conseguir el éxito de este consejo del desempleo.El presidente de la Comisión Europea quisiera que la cumbre proporcionara un apoyo genérico a su documento, diera un mandato a la Comisión para profundizar algunos de sus capítulos -nuevas tecnologías y nuevos yacimientos de empleos, por ejemplo-, pasara un encargo a los ministros de Economía para que estudiaran los instrumentos financieros destinados a las nuevas inversiones propuestas, e institucionalizara el análisis de la situación del empleo en Europa como un seguimiento anual de los propios primeros ministros.
El socio europeo que ha hecho mayor gala de hostilidad hacia las ideas del Libro Blanco de Delors es el Reino Unido. Funcionarios británicos calificaron el documento del presidente de la Comisión como rubbish (basura).
Francia, Italia, España y Bélgica apoyarán previsiblemente el documento. Holanda y Alemania tienen posiciones aparentemente muy reticentes.
ReticenciasEl canciller de Alemania, Helmut Kohl, más preocupado posiblemente por sus propios problemas políticos, en su partido y en su país, no parece estar muy motivado por las preocupaciones de su amigo Delors, y ayer por la tarde no dedicó ni una sola frase al Libro Blanco en el congresoEL PAís del Partido Popular Europeo, que se celebra estos días en Bruselas.
La entrada en la segunda fase de la UEM (Unión Económica y Monetaria) ocupará también a la cumbre de los Doce, que aprobará por primera vez las orientaciones de política económica para el próximo año 1994, un documento que permitirá luego echar reprimendas a los Estados que no cumplan.
Aunque el texto que estudiarán los primeros ministros de la Unión Europea pone muy bajo el listón -para evitar pecados de exceso- Jacques Delors tiene grandes esperanzas de que signifique un revulsivo para los responsables de las políticas económicas europeas.
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