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La cuenca del Pacífico acude a Seattle recelosa de EE UU

Juan Jesús Aznárez

Las naciones del este asiático asisten a la cumbre de Seattle barruntando egoísmo en algunas de las intenciones del poderoso anfitrión. Mahathir Mohamad, primer ministro de Malaisia, ha boicoteado el encuentro con su ausencia al declararse convencido de que sus conclusiones serán baldías o beneficiarán a Estados Unidos. China, necesitada de una prórroga en la cláusula comercial norteamericana de nación más favorecida, gestionará por libre sus diferencias con Washington. Japón, entre dos fuegos, hará lo propio, pero procurando servir de puente: sus crecientes intereses políticos y económicos en la región así lo aconsejan.El propósito norteamericano de forjar "una nueva comunidad" en la cuenca del Pacífico parece estar condenado al fracaso en su demarcación asiática. La mayoría de sus líderes sospecha, además, que nacería amañada y con el objetivo fundamental de servir de mercado a las exportaciones estadounidenses. Las contraprestaciones, calculan, no serían suficientemente rentables. El distanciamiento político y económico de los países situados en el este continental y la desconfianza entre los más poderosos es tan grande que sus gobernantes tampoco encuentran la fórmula capaz de armonizar el sistema social, valores o intereses del sultanato de Brunei con los de China, o los japoneses con los de Malaisia. Por eso nadie exige la retirada de los 100.000 marines acantonados en la zona. La APEC (Cooperación Económica en Asia-Pacífico), insisten los asiáticos, es un foro de cooperación mediante el diálogo, no una plataforma negociadora para promover la liberación del comercio y la inversión. En otras palabras, APEC no debe convertirse en una versión asiática del GATT.

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El próximo reto

Japón, cuyo primer ministro, Morihiro Hosokawa, tratará de apaciguar los ánimos de los funcionarios que en Estados Unidos piden sanciones contra el proteccionismo nipón, comunicará al presidente Bill Clinton estos criterios y la preocupación regional por las consecuencias del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá. Los seis países de ASEAN (Asociación de Países del Sureste Asiático), Brunei, Indonesia, Malaisia, Filipinas, Singapur y Tailandia, perderían en exportaciones 2.000 millones de dólares, según sus propios cálculos con la libertad de comercio. Los más pobres aseguran que acceder al levantamiento de sus barreras comerciales sería ruinoso para sus economías.

Baza ante la CE

"Queremos actuar como puente entre nuestros vecinos asiáticos y Washington", dijeron en Tokio fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores. "Nuestro país", agregaron, "es muy sensible al temor regional de que la Casa Blanca pretenda utilizar sus potencialidades como baza para urgir a la Comunidad Europea a que concluya la Ronda Uruguay del GATT". El Gobierno japonés subrayará en Seattle, sin embargo, su postura de no apoyar la formación de un bloque exclusivamente asiático, susceptible de entrar en colisión con EE UU. Malaisia, su principal promotor, ofrece a Tokio el liderazgo.

China participa en la cumbre consciente de su propio peso específico, reforzado ahora por la importancia de su mediación ante Corea del Norte, aliado en desgracia y sospechoso de albergar tecnología nuclear con fines bélicos. El primer objetivo de Pekín es bilateral: normalizar sus deterioradas relaciones con el Gobierno norteamericano y lograr que la renovación de la cláusula de nación más favorecida no esté sujeta anualmente a un visible avance del régimen en el respeto de los derechos humanos.

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