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Clinton fija ahora su vista en Asia

Antonio Caño

Crecido en su papel de promotor del libre comercio, el presidente norteamericano, Bill Clinton, viajó ayer a la ciudad de Seattle, en el extremo noroccidental del país, para empujar ante 14 naciones de la cuenca del Pacífico una mayor penetración de Estados Unidos en el creciente mercado asiático. Bill Clinton dejó claro a las pocas horas de la aprobación por la Cámara de Representantes del Tratado de Libre Comercio (TLC) con México y Canadá que este es "un gran paso, pero sólo el primer paso en el esfuerzo de EE UU por expandir el comercio y reactivar la economía".

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Comparado con la Cooperación Económica del Asia del Pacífico (APEC), el TLC es un ligero aperitivo. Sobre la importancia de la conferencia que se inicia hoy en la activa ciudad del Estado de Washington da idea una declaración del secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher: "Si Seattle funciona, funcionará el país. Hoy por hoy no existe ninguna región en el mundo más importante para Estados Unidos que Asia".Una de las pruebas de ello es el trato privilegiado que le ha dado hasta ahora Clinton. Un presidente que, al cumplirse casi un año de su Administración, no ha visitado todavía Europa ni América Latina, ha viajado ya, sin embargo, a Japón y a Corea, y recibe ahora en su propio territorio a los principales líderes asiáticos en un acontecimiento de importancia capital.

Intervencionismo

Fundada en 1989 como un simple foro de intercambio de opiniones, Estados Unidos quiere ahora aprovechar la APEC como un mecanismo de influencia en la región. Un grupo de personalidades independientes ha elaborado un programa de debate a cuyo contenido se resisten muchas naciones del grupo porque lo consideran excesivamente intervencionista.

Pese a que los propósitos son económicos, la cumbre de Seattle tendrá que afrontar primero las rivalidades entre Estados y las dificultades políticas internas de los miembros del grupo. Un tratamiento aparte en ese terreno lo constituye China, el país que posee el mercado más codiciado por los inversores norteamericanos, pero también el que más incertidumbres políticas presenta de cara al futuro.En el contexto de la conferencia, Bill Clinton se reunirá hoy por separado con el presidente de China, Jiang Zemin, en la primera cumbre entre los dos países desde los sucesos de Tiananmén de 1989. Estados Unidos ha advertido que, a menos que el Gobierno de Pekín de pasos significativos en el respeto de los derechos humanos, la Casa Blanca no solicitará en 1994 el trato de nación más favorecida para China.

En el asunto de China, la presidencia norteamericana se ve atrapada entre el fuego cruzado de los congresistas que consideran prioritaria la defensa de los derechos humanos, y el mundo económico, que insiste en que Washington debe cerrar los ojos en lo que concierne a la situación interna de China y establecer una relación que permita la penetración de la inversión norteamericana en ese país. Otro de los asuntos difíciles de la cumbre es la amenaza nuclear que constituye el régimen comunista de Corea del Norte.

El Gobierno de Malasia, que es miembro de la APEC, ha decidido boicotear la reunión por sus discrepancias por lo que considera excesiva intromisión de Estados Unidos. Otros países se muestran también reticentes a que Washington les imponga su estandar político en asuntos como los derechos humanos, en los que varios Gobierno de la zona tienen un balance bastante deficiente. El propio Japón es, por razones más económicas, menos partidario de la presencia de Estados Unidos en Asia, una región que el Gobierno de Tokio quiere convertir en su zona de influencia.

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