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Entrevista:

"Iría a Damasco ahora mismo para discutir una paz global con Asad"

El veterano de todas las guerras de Israel, aquel que como jefe de Estado Mayor dirigió la conquista de la Jerusalén árabe en 1967, es el que, hoy, 26 años después, trata de poner fin a la contienda más duradera del siglo XX hablando de paz con el pueblo palestino. ¿Que sucedería, sin embargo, con ese proceso de paz si cualquiera de sus protagonistas desapareciera en fecha prematura?. Isaac Rabin, primer ministro, 71 años, sabe que eso es perfectamente posible y no necesariamente por la implacable acción de la naturaleza. Desde el punto de vista de Israel, afirma, no pasaría absolutamente nada: "Los compromisos van a ser respetados, y el proceso de paz es absolutamente irreversible, al margen de las personas que lo conducen. Yasir Arafat, yo mismo, somos piezas en un tablero que existe sin nosotros".El proceso iniciado en la Conferencia de Madrid hace dos años, dice Rabin golpeando con una fuerza conocedora de sí misma la madera del escritorio, tiene autonomía propia. En la estela de su modesto énfasis el primer ministro añade, como quien habla de una excursión a Eilat, que por la paz volaría en este mismo momento a Damasco para cerrar un trato global con el presidente sirio, Hafez El Asad. "Sólo me falta la invitación", afirma, y nadie juraría que está bromeando.

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Un tiempo para las cosas

El primer ministro Rabin, admite en esta entrevista con EL PAÍS, en la víspera de la visita oficial a Israel del rey Juan Carlos, que se yerguen innumerables obstáculos ante el proceso de paz. El presidente egipcio Anuar Sadat, recuerda, fue asesinado por firmar el reconocimiento de Israel. Sin embargo, 12 años después, el pacto de Camp David por el que Egipto recuperaba el Sinaí y se retiraba para siempre del conflicto, sigue en vigor.

Pregunta.- Las negociaciones con la OLP en Taba están interrumpidas básicamente por la pretensión israelí de mantener tropas y asentamientos civiles en Gaza y Jericó, aún después de la entrada en vigor de la autonomía palestina. ¿Es posible alterar los plazos previstos para garantizar la continuidad de las conversaciones?

R.- La Declaración de Principios firmada en Washington tiene que ser vista como un bloque. En Taba se discute la aplicación de estos principios, expresados en la fórmula "Gaza-Jericó , primero". Los documentos firma dos establecen claramente que los asentamientos israelíes no van a ser desmantelados. Y que Israel va a controlar su seguridad, así como su propia seguridad externa.

P.- Pero aunque los contactos se reanuden pronto, el retraso, puede destrozar el calendario de paz.

R-. Me parece que sigue existiendo una base para las negociaciones con retraso o sin él. Los palestinos pueden presentar objeciones, pero creo que éstas son artificiales. Sabíamos desde un principio que habría dificultades, altibajos. Pero todo está sujeto a discusión y entendemos que se negocia desde posiciones abiertas por ambas partes. No podemos forzar a los palestinos a negociar si no quieren, pero nosotros nunca hemos dicho que nuestras posiciones sean inmutables. Queremos hacer todo lo que esté en nuestra mano para cumplir los plazos y que el próximo 13 de diciembre, como está previsto en el documento de paz de Washington, quede acordada la modalidad de la retirada militar. No queremos cambiar el calendario si no es absolutamente necesario.

P.- ¿Qué impide a Jerusalén y Damasco hacer la paz?

R.- Hay que ver lo que entienden por paz los sirios. No lo sabemos, nunca lo han explicado. Nuestra idea de una paz incluye fronteras abiertas para todo tipo de comunicaciones, relaciones diplomáticas, comerciales, la apertura de embajadas y, por supuesto, un tratado de paz firmado en toda regla. Como hemos hecho con Egipto.

P.- También la posición siria es clara: cumplimiento de las resoluciones 242 y 338, o sea devolución de todos los territorios árabes, no sólo del Golán conquistado a Damasco, como base para una paz global.

R.- Yo apoyo el concepto de la paz global. Pero ¿qué quiere decir global?. La paz con los árabes no se puede forzar de una manera global, tiene que firmarse, uno a uno, con cada Estado árabe beligerante. Mire, Sadat nos dijo, después de firmarse los acuerdos de paz de Camp David, que había sentido la tentación de invitar a las negociaciones al rey Hussein de Jordania, pero que no lo hizo porque sabía que eso sólo complicaría las cosas, y que a lo peor, no habría ahora acuerdos de Camp David. Uno a uno.

P.- ¿Ha pensado en invitar a Jerusalén al presidente Asad?

R.- Lo he invitado varias veces y se niega a venir o a recibirme.

P.- ¿Iría usted a Damasco?

R.- Estoy dispuesto a ir a cualquier parte para verme con el presidente Asad, aquí, en Damasco o donde sea.

Nosotros hemos reconocido las resoluciones 242 y 338 de la ONU, que implican el principio de la retirada de los territorios, pero no olvidemos que también estipulan que se haga dentro de fronteras seguras para las partes.

P.- Dada la falta de progresos en el plano sirio-israelí ¿ha pensado en algún otro canal, aparte de Washington, para superar el estancamiento?

R.- Siria se niega a sostener cualquier tipo de negociaciones discretas.

P.- ¿No ha contemplado la posibilidad de pedir a España, que ha sido la cuna del proceso de paz, que se brindara como territorio neutral para las conversaciones con los sirios?

R.- Ya tenemos a Washington. Quisiéramos celebrar negociaciones discretas, directas. Con los palestinos lo conseguimos en Oslo. Y en el caso de Taba ha quedado demostrado que el papel de la prensa no ha sido beneficioso. Hacen falta negociaciones discretas. De otro modo, todo esto se convierte en un bazar oriental.

P.- Tarde o temprano se va a tener que hablar de Jerusalén.

R.- La carta de invitación a la Conferencia de Madrid hablaba de negociaciones para una autonomía transitoria y, para una segunda fase, de negociaciones de cara a una solución permanente. Pero para que no haya malentendidos sólo diré que Jerusalén tiene que seguir siendo la capital indivisible del Estado de Israel.

P.- El presidente de la OLP, Yasir Arafat, ha declarado que reconoce esa indivisibilidad, pero propone compartir Jerusalén como capital de dos Estados, Israel, y la entidad palestina.

R.- Ya existen los Santos Lugares de tres grandes religiones, la cristiana, la musulmana y la judaica, con libre acceso a los mismos garantizado por Israel. Hay unos acuerdos de extraterritorialidad, incluso, pero Jerusalén siempre estará bajo soberanía israelí.

P.- Con todo, ¿podría haber en el futuro un cambio en la posición israelí sobre Jerusalén?

R.- No excluyo posibidad alguna.

P.- Arafat quiere estar el 1 de enero en Jericó para inaugurar su futura capital transitoria en los territorios ocupados, ¿podrá trasladarse entonces a Jerusalén, si lo desea?

R.- No quiero responder a preguntas hipotéticas. Hay que concentrarse en las cuestiones que deben cambiar las situaciones y realidades sobre el terreno. Y si nos encerramos en cuestiones menores no contribuimos a cambiar las cosas.

P.- ¿Interpreta la derrota del alcalde laborista de Jerusalén, Teddy Kollek, en las pasadas elecciones locales como un cambio de la opinión contrario al proceso de paz?

R.- Creo que los resultados de las elecciones no revelan un triunfo de la oposición derechista, el Likud. Pero, sí es una señal. Hay síntomas de descontento porque también hay expectativas de que cesen los atentados, y éstos continúan.

P.- Hay cuestiones pendientes como la definición de la extensión territorial de Jericó.

R.- Todo ello es aún asunto a negociar. Y no lo voy a discutir con nadie más que con los palestinos. En la Declaración no se estipula ninguna superficie concreta para Jericó. Ese es el espíritu del documento. No voy a hacer ahora que se enteren de nuestras propuestas por un tercero.

El rey de España va a ser el primer jefe de Estado occidental que visita Israel con posterioridad a los acuerdos de paz de Washington el pasado 13 de septiembre. El primer ministro Rabin al juzgar la visita tira, sin embargo, por elevación: "Creo que es un hito histórico que entraña un cambio trascendental a los 500 años de la expulsión de los judíos de España y estamos enormemente satisfechos de recibir al Rey en nuestra casa. Para nosotros la visita es la señal de una reconciliación entre el pasado y el presente, al tiempo que una apertura hacia el futuro. El Rey será más que bienvenido por el pueblo de Israel".

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