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Desaparecen en Viena 500 litros de sangre sospechosa de llevar el virus del sida

El escándalo del plasma contaminado en Alemania revela nuevas irregularidades

La clase médica alemana arreció ayer sus críticas contra la actuación del ministro de Sanidad alemán, el socialcristiano Horst Seehofer en el tema de la sangre contamínada con sida, calificándola de precipitada y poco científica. El escándalo, por otra parte, está sacando a la luz numerosas irregularidades en el tratamiento de la sangre. Ayer se supo que una partida de 500 litros de plasma procedente de Rumanía, que formaba parte de un envío de la empresa protagonista del escándalo, UB-Plasma Labor, y que había sido rechazada por las autoridades alemanas por considerarla "sospechosa", desapareció en Viena posiblemente tras ser vendida ílegalmente.

El Marburger Bund, una asociación que representa a 57.000 médicos de hospital en Alemania, calificó ayer la actuación de Seehofer, al pedir que se hicieran la prueba del sida todas las personas que hubieran recibido una transfusión desde 1982, de "precipitada y poco científica", y de haber creado una pánico innecesario en los pacientes.Prueba de la irracionalidad de la situación es que las donaciones de sangre en Alemania han descendido radicalmente en los últimos días, a causa del temor infundado de los donantes a contraer la enfermedad. La oposición socialdemócrata pidió la creación de bancos de sangre estatales.

Horst Seehofer, por su parte, acusó al Gobierno de Renania-Palatinado, donde se encuentra la empresa causante del escándalo de la sangre contaminada, de no haber reaccionado con la debida rapidez.

Según el ministro, las autoridades del land tardaron tres semanas en actuar tras ser informadas de las sospechas sobre las irregularidades cometidas por UB-Plasma Labor.

Como una cervecería

Lo que ahora sale a la superficie es la ligereza con que la legislación alemana controla el tema de la sangre. Las leyes alemanas sobre higiene no diferencian entre el dueño de un bar que llena vasos de cerveza y el dueño de un laboratorio que llena bolsas con sangre.

A la firma de Coblenza no se la ha controlado mejor que a cualquiera de las cervecerías de la ciudad. Hasta 1989 UB-Plasma sólo tuvo la autorización para producir productos derivados de la sangre destinados a la industria farmaceútica, pero no para vender preparados destinados a pacientes.

Sin embargo, lo que la prensa alemana califica ya como "normas de chicle", refiriéndose a la tolerancia. y permisividad con que los inspectores tratan a las empresas farmaceúticas, ha permitido que se produjeran todo tipo de excepciones. Se ha sabido, por ejemplo, que los inspectores anunciaban sus visitas con varios días de antelación. Lo difícil ahora va a ser determinar las responsabilidades, más allá de las de los dirigentes de la empresa.

Por otra parte, el diario Süddeutsche Zeitung publicaba ayer que de un contenedor que contenía 1.545 litros de plasma de sangre procedente de Rumania, y que guarda en sus cámaras frigoríficas la empresa Octopharm SA de Viena -socia de UB Plasma Labor de Coblenza- han desaparecido 500 litros. Se trata de una sangre sospechosa, que no se excluye que esté contaminada con el virus del sida, según indicó la fiscalía de Coblenza.

Según Norbert Weise, el fiscal que lleva el caso, el contenedor llegó sellado a Coblenza donde se analizó su contenido, después de lo cual no se autorizó su distribución ya que "no estaba fuera de dudas" su no contaminación. El contenedor fue devuelto a Austria sellado por las autoridades de Aduanas.

"Si mis informaciones son correctas hoy faltan en este contenedor 500 litros de sangre", dijo Weise al diario de Múnich, añadiendo que desconoce el paradero de esta sangre y no excluye la posibilidad de que haya sido vendida sin ser controlada. Entre la empresas de Viena y la de Coblenza, añadió el fiscal, existen "estrechos lazos comerciales", aunque no se sabe si también estan vinculadas legalmente.

En prisión

La empresa rumana Plasma Rom confirmó el envío de esta partida a UB-Plasma Labor añadiendo que la sangre no había sido analizada ya que la empresa de Coblenza se reservó el derecho de hacerlo.

La fiscalía de Coblenza por su parte, indicó que actualmente investiga a seis colaboradores de UB Plasma Labor, cuatro de los cuales se encuentran ya en prisión. Los restantes son dos asistentes técnicos.

La primera testigo que había denunciado que en 1986 la empresa puso en circulación una partida de sangre a sabiendas de que estaba contaminada, ha empezado a retractarse de sus declaraciones.

Todavía no se está investigando a ningún funcionario, salvo a un alto cargo que trabajo a tiempo parcial como jefe de control de la empresa. Sin embargo, el funcionario del distrito de Coblenza encargado de supervisar a las empresas farmacéuticas ha sido destituido de su cargo.

El grupo parlamentario del Partido Socialdemócrata (SPD) en Renania Palatinado ha pedido la creación de un comité investigador para establecer responsabilidades.

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