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Bodegas sin patria

Sólo las cartas de los restaurantes de lujo incluyen vinos de Madrid

El vino de Madrid no profeta en su tierra Los madrileños ignoran su existencia, y es precios, más elevados que los de otros Idos de su misma clase, ahuyentan a los curioos. Por eso mismo es más fácil encontrar una botella de vino e Navalcarnero, San Martín e Valdeiglesias o Arganda en s cartas de los restaurantes e postín que en las bodegas populares. Los viticultores madrileños, que apenas aportan un 1% al consumo nacional, se quejan del escaso presupuesto dedicado a su promoción.La mayoría de los restaurantes madrileños no están dispuestos a hacer patria a costa de sus bodegas, con excepción de los de múltiples tenedores: Zalacaín, Lúculo, El Cenador del Prado o el hotel Palace. La arta de uno de ellos pide 1. 125 pesetas por un rioja y 975 por n vino de Madrid; precios demasiado similares para caldos e prestigio bien diferente, según opinan los restauradores. En las bodegas, donde tampoco es fácil encontrar vino de Madrid, la botella cuesta unas 300 pesetas. Un caldo de La Mancha o Valdepeñas está en las 250 y un rioja en unas 350.

Vinos de Madrid,una Denominación de Origen con tan sólo tres años, tiene demasiados competidores en su propia región. Según Félix Martínez, presidente del Consejo Regulador, "en la zona amparada por la denominación harían falta grandes inversiones. Son 31 las bodegas inscritas y existe en la mayoría de ellas una buena infraestructura, pero falta una inyección de dinero para su comercialización".

Los vinos de La Mancha y Valdepeñas son los más directos competidores, en cuanto a calidad, del de Madrid. Aquéllos copan la restauración y las grandes superficies mientras el caldo madrileño es incapaz de bajar los precios hasta equipararse a niveles similares.- la Comunidad de Madrid, a través de su Conejería de Economía, subvencionó el pasado año a las bodegas con 50 millones de pesetas. in embargo, los recortes presupuestarios han dejado a las bodegas con la asignatura de la promoción -pendiente.

A pesar de contar con una Denominación de Origen, la mayor parte de la cosecha de vinos de Madrid se comercializa a granel. El pasado año, los caldos de la región movieron 1.355 millones de pesetas.

El mejor vino de Madrid, a juicio de los expertos, es el rosado. Numerosos enólogos afirman que en la región se elaboran rosados excepcionales que nada tienen que envidiar a los de Navarra, cuna por excelencia de los claretes.

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