El individuo vuelve a protagonizar el pasado
Georges Duby presenta el quinto tomo de 'Historia de las mujeres'
A sus 73 años, Georges Duby se enfrenta a un nuevo desafío: volver a darle importancia al individuo en el pasado. Director de Historia de la vida privada, este medievalista, que contribuyó a cambiar de lugar el acento de la historia y colocarlo en los grandes grupos humanos y en la vida cotidiana, cree que ha llegado el momento de acercarse más a la historia, política y el individuo. El principal responsable de la Historia de las mujeres (Taurus), cuyo quinto volumen presentó ayer en Madrid, piensa que la de las mujeres es la gran revolución del siglo XX.
Duby se ha tomado unos meses de descanso en la dirección de una Historia del arte en Europa, para reflexionar sobre el conjunto de una obra elaborada a lo largo de 50 años, y cuyo último capítulo, La historia continúa, adelanta algunas de sus conclusiones. De hecho, Duby, que tiene alumnos de todas las edades, estudia con los más jóvenes la forma de "ir más lejos". Y más lejos, explica, es que hay que dar una mayor importancia el pensamiento político y al individuo, postergados por la escuela de los Annales, de la que él procede: más que en los acontecimientos o los personajes, la llamada Nueva Historia puso el acento en la vida y el hombre corrientes, y tuvo una enorme influencia.Ahora es necesario estudiar el poder y la forma en que el poder fue ejercido, piensa Duby, con lo que se volvería a los estudios casi biográficos. "No se trata de un retroceso en la estrategia", dice Duby, pues estos estudios al detalle -microhistoria la llaman algunosse centrarían en quienes fueran capaces de proporcionar verdadera información, con independencia de su importancia, por así decir, en el árbol genealógico.
Un anuncio de lo que puede venir es el libro La miseria del mundo, de Pierre Bordieu, un éxito en Francia: conversaciones con gente del común sobre diversos aspectos de la vida. ¿Balzac? Duby se queda un poco sorprendido y luego concede: "No lo había pensado, pero sí: algo parecido a como trabajaba Balzac, siguiendo por la calle a gente normal para estudiar al detalle cómo hablaban o vivían".
El método no es fácil cuando se trata de la Edad Media. Ahí el historiador debe recurrir casi más a los arqueólogos y los historiadores del arte que a los fuentes escritas, pues la importancia de éstas puede ser menor que lo que se deduce de un fresco en una catedral o de una vasija. El azar decide.
Precisamente ese aporte de las imágenes es el que permite a Duby preferir la edición de Historia de las mujeres (Taurus) a las primeras ediciones de la colección en Francia, además de la inclusión de un par de capítulos específicamente hispanos. En realidad, precisa Duby, la colección no es una Historia de las mujeres, sino de las relaciones entre lo masculino y lo femenino; "sería estúpido pensar en uno solo". El quinto volumen fue presentado ayer en el Círculo de Lectores, editorial que publica ahora la Historia de la vida privada. Al acto asistieron la ministra de Cultura, Carmen Alborch, y la ministra de Asuntos Sociales, Cristina Alberdi.
Los autores de la Historia de las Mujeres se mantuvieron alertas para conservar la objetividad: también aquí se produjeron algunas presiones, reconoce, pues el feminismo, hoy, en cierto modo hace parte del Pensamiento Políticamente Correcto. Por ejemplo, durante el fin de semana el Michel Rocard aceptó encabezar la candidatura socialista francesa a las elecciones europeas en 1994, siempre y cuando la mitad de los candidatos sean mujeres. "Pura demagogia", comenta Duby, para quien la revolución de las mujeres -la transformación radical de sus relaciones con los hombres- es la más importante del siglo XX, incluídas las revoluciones oficiales.
Utopía y peligro
"Ni siquiera estoy seguro de que las mujeres deseen esa igualdad", dice Duby, para quien pensar en una igualdad absoluta entre hombres y mujeres "no sólo es utópico sino peligroso".Partidario de que la mujer tenga el control de su cuerpo -que sea suya la decisión del aborto-, Duby está convencido de que las mujeres occidentales han conseguido al menos el reconocimiento de todos sus derechos. Pero se opone sin embargo a la idea de que la liberación de la mujer pase por el abandono de su tarea reproductora, algo que técnicamente va a ser posible en breve. "Esa misión reproductora es un privilegio enorme", dice Duby. "Muchas mujeres no son conscientes de que su fuerza reside precisamente ahí".
Babelia
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