Valle-Inclán, a la luz de La Habana
El escritor, que pisó Cuba hace un siglo, dejó en sus cuatro viajes un rastro de leyendas
Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936) llegó por primera vez a La Habana en el otoño de 1892 hace 101 años. Casi nada se sabe de aquel primer viaje, y poco de los restantes, pero lo cierto es que Valle pasó varias veces por la mayor de las Antillas, y, como siempre, dejó al marchar un rastro de polémicas, escándalos y leyendas fatales. Hasta ahora se creía que Valle-Inclán sólo pisó la isla de Cuba en dos ocasiones. Sin embargo, 100 años después de aquella primera visita, y tras dos meses de búsqueda en bibliotecas y hemerotecas cubanas, aparecen entrevistas, fotografías, decenas de anécdotas inéditas y algo todavía más interesante: según los diarios de la época, Valle-Inclán estuvo cuatro veces, en Cuba.
El 11 de septiembre de 1921 llegó por tercera vez a Cuba Ramón María del Valle-Inclán en el va por Oriana (sus dos viajes ante riores, realizados posiblemente entre 1892 y 1893, pasaron desapercibidos -todavía no era un escritor famoso). El Oriana ha bía salido de Liverpool con rumbo a La Habana y escala en Coruña, y tenía prevista su llegada a la isla a las siete de la mañana, pero, según cuenta Martínez Márquez, el jefe de redacción de la revista Chic's, quien aguarda ba en el puerto para entrevistar a Valle, el Oriana atracó en la bahía dos horas más tarde de lo previsto. Márquez subió a bordo y, de pronto, Valle apareció en cubierta. Llevaba la barba alambrada y un sombrero de alas que estrujaba sin cesar con los dedos de su única mano. El periodista se quedó impresionado. "Su faz, ligeramente pálida, no tiene la más mínima arruga. Su cuerpo es delgado y hecho de rectas. La raya de su pantalón es perfecta. Su traje, correcto. Sus zapatos, de un amarillo claro, desentonan en su patriarcal figura al estar cubiertos por unas polainas color de humo", escribió Martínez Márquez en Chic`s.Esta fue la primera entrevista que dio Valle-Inclán en Cuba. Se realizó en el propio Oriana entre camarotes, ojos de buey y viajeros curiosos que se protegían del calor del trópico con telas de lino y sombreros de jipi-japa. Frente al mar, Valle-Inclán respondió a la primera pregunta. "Sé por referencia que en Madrid existe una corporación que preside don Antonio Maura y a la que llaman la Real Academia Española de la Lengua. Supongo que allí se debe hablar chino, porque tal es el idioma del actual presidente del Consejo de Ministros". La segunda pregunta, sobre la duración de la guerra de Marruecos, tuvo una respuesta todavía más afilada. "La guerra seguirá su curso hasta que los actuales tenientes hayan ascendido a coroneles".
La entrevista del Oriana fue una premonición de lo que sería, dos meses después, su cuarta y última estancia en La Habana: una verdadera revolución. Con sus declaraciones, el escritor comenzó a ganarse la enemistad de gran parte de la colonia española y de los cubanos adinerados.
Valle-Inclán había llegado hasta Cuba, de paso hacia México, adonde había sido invitado por el Gobierno del general Obregón, como huésped de honor, a las fiestas conmemorativas del Centenario de la Independencia de México. Su estancia en La Habana sólo fue de dos días, pero tuvo el tiempo suficiente para organizar un encuentro con periodistas en su hotel, en el que estuvo presente el vicecónsul de España en Cuba. Valle, además de declararse bolchevique, hizo ante los presentes una de las descripciones más claras del nuevo género que empezaba a cultivar, el esperpento.
El destino trágico
Así lo recogió el redactor del Diario de la Marina el 12 de septiembre de 1921: "Como en las tragedias antiguas, conduzco a los personajes al destino trágico, pero me valgo para ello del gesto ridículo. En la vida existen muchos seres que llevan la tragedia dentro de sí y que son incapaces de una actitud levantada, resultando, por el contrario, grotescos en todos sus actos. Llevo escritas algunas obras de este género mío, y la verdad, con éxito muy lisonjero".
Valle-Inclán partió hacia Veracruz un día después en el vapor americano Monterrey. Volvió a La Habana el 17 de noviembre pero, esta vez, el ambiente que encontró fue abiertamente hostil. Valle había dado una entrevista tres días antes al diario El Universal de México en la que criticó duramente a la colonia española por su oposición a la reforma agraria de Obregón. Al preguntarle sobre los dos meses que había pasado en México, había dicho: "Me han sido muy gratos, porque he hablado con muy pocos españoles. En mis viajes yo siempre huyo de las compañías empalagosas". También en dicha entrevista, dijo de Alfonso XIII: "¡Ése! ¡Ése es un cobarde vergonzoso!". Y cuando le preguntaron: "¿Qué haría el Rey en caso de una revolución?", respondió: "Huir, huir como un cobarde. Eso es lo único que saben hacer los reyes".
Babelia
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