
MÚSICA
Viaje con Leiva a través de su nuevo disco: la ansiedad, el barrio y su mayor inseguridad
EL PAÍS ha acompañado a Leiva durante más de un año en la gestación de su nuevo disco, Gigante, que se publicará el próximo 4 de abril. Un viaje en el que el artista ha compartido momentos y confesiones nunca contadas:
- Pereza. Nació en 1998, de la mano de su amigo Rubén Pozo. Una década después, decidieron separarse: “Entendimos que estábamos poniendo en riesgo nuestra amistad y nos separamos. No tardamos ni un mes en hacerlo”.
- Gigantes. Una canción con Robe que “jamás” pensó que aceptaría, otra dedicada a la Alameda de Osuna (el barrio madrileño que le vio crecer y en el que siempre estuvo “feliz”) y seis grabadas en analógico son parte de las 14 pistas que recoge su séptimo álbum: “Tampoco tengo la ambición de conquistar a las generaciones nuevas. Solo quiero regar lo que tengo y, con suerte, que se sume alguien”.
- La ansiedad. Leiva la define como un “bicho” con el que convive desde 2013, “el peor año” de su vida y en el que comenzaron sus ataques de pánico: “Es como si me saliera de mí y me quedo con la sensación de que me voy a desmayar todo el tiempo”.
- Macarena García. En un momento se enganchó al orfidal y fue su antigua pareja, Macarena García, la que le ayudó a salir: “Ni la medicación ni la terapia hicieron tanto como Maca. Es una de las personas más importantes de mi vida y en las que más creo”.
- Su inseguridad. “Siempre he tenido un enorme complejo con mi manera de cantar [...]. Tengo que contar cosas, porque mi voz no aguanta”.
- Y una pasión. “Siempre he tenido el ritual de la música como algo mágico. Fuera para tocar ante dos personas o ante miles. Mi combustible siempre ha sido la ilusión. Haría música hasta debajo de un puente”.
©Foto: James Rajotte
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