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La cultura de México ilumina Bruselas

El país norteamericano muestra su historia desde los olmecas a Frida Kahlo

Lluís Bassets

México empezó ayer a ejercer su fascinación solar y milenaria desde la capital de la CE y de la Europa brumosa que es Bruselas. Los reyes de Bélgica, Alberto y Paola, y el presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, abrieron ayer por la tarde la primera exposición de la serie de 30 muestras, instaladas en Bélgica y en algunos casos en Holanda, durante los próximos 100 días. Más de 3.000 piezas que han salido de los mejores museos explican los 30 siglos de historia de la gran nación americana. La presencia de la cultura mexicana se enmarca en el programa de Europalia.

México es el primer país americano que merece la atención de este festival cultural, dedicado inicialmente a la difusión y mutuo conocimiento entre los países pertenecientes a la Comunidad Europea. La primera presencia en Europalia fue la de Italia en 1969 y la última la de Portugal en 1991. El primer país no europeo fue Japón en 1989. España tuvo su Europalia en 1985, poco antes de su incorporación como miembro de pleno derecho a la CE. México es también, así, el segundo país hispánico que merece la atención del festival.El Águila y el Sol está instalada en el Palacio de las Bellas Artes, en el centro de Bruselas, a cinco minutos de la Grand Place. Es la exposición que sirve de pórtico y resumen de lo que podrán ver los visitantes durante los tres meses largos de manifestaciones culturales, en las que las artes plásticas ocupan un lugar destacado pero no único.

Recibe al visitante la impresionante escultura en terracota de un murciélago antropomórfico, perteneciente a la cultura zapoteca. Esta y otra gran escultura en barro de una divinidad desollada, el dios zapoteca Xipe Totec, constituyen auténticas novedades para los aficionados europeos, pues según el comisario de la exposición, Mario Vázquez, han sido halladas hace poco más de un año y son todavía muy poco conocidas del gran público.Misterios

Sigue una gran cabeza olmeca de piedra, que abre como un gran interrogante la exposición de las salas precolombinas. Según Mario Vázquez, esta pieza es un ejemplo de uno de los mayores misterios. de la historia de su país.

Los olmecas vivían en una zona pantanosa, donde sólo había cantos rodados. No conocían la rueda. Sin embargo, fueron capaces de transportar enormes bloques de granito que esculpieron con una habilidad y una gracia excepcionales, dando lugar a lo que ha sido considerado como la cultura madre de todas las otras culturas mexicanas. "Nada sabemos de su lengua, sus costumbres, su religión. Son un misterio enornie", asegura el comisario de la muestra.

Mas adelante, el visitante puede buscar el hilo invisible de 30 siglos que une a las 183 piezas que componen la muestra, desde la estela maya de Izapa hasta el doble autorretrato de Frida Kahlo, pasando por la famosa cabeza de Palenque.En la primera pieza, un sacerdote maya muestra la cabeza sangrante de una víctima humana, de cuyo cuello salen los borbotones de sangre en forma de plumas y ramas. En el cuadro Las dos Fridas la singular artista, mujer del muralista mexicano Diego Rivera, une las dos imágenes intensas de sí misma con una vena que enlaza dos corazones, mezcla de una singular iconografía médica y cristiana que además encierra los símbolos del drama humano de la artista.

Los sincretismos culturales en torno a la sangre, el dolor y la muerte aparecen así tanto en las tallas e imágenes barrocas de la colonia, como en los ex votos decimonónicos, o en las prefiguraciones de los muertitos populares -imágenes diversas de calaveras artesanales, elaboradas en distintos materiales para celebrar el día de los difuntos- cuyos antecedentes se pueden hallar en el arte anterior a la conquista.

Las salas dedicadas al arte precolombino, que abarcan la friolera de 2.600 años como mínimo, constituyen la parte de la exposición más deslumbrante para el visitante europeo.

Las salas de la época colonial, del México de la Independencia y del arte contemporáneo, recogen piezas de gran belleza y singularidad pero carece en su conjunto de la fuerza y de la novedad que presentan las piezas anteriores a la llegada de Hernán Cortés al continente americano.

El carácter de introducción y síntesis que tiene esta exposición compensa sus lagunas, que pueden colmarse sobradamente gracias a las numerosas muestras organizadas en paralelo sobre prácticamente todos los periodos, géneros y escuelas de la historia de México.MuralistasEl Águila y el Sol contiene, por ejemplo, una selección muy corta de la pintura del siglo XX, pero hay una exposición específica dedicada a los muralistas. Lo mismo sucede con la fotografía, la arquitectura, o con la figura fascinante y extraña de Frida Kahlo.Quienes deseen realizar una inmersión en la cultura mexicana hallarán en esta muestra el lugar de paso obligado como pórtico y resumen de todo lo que luego encontrarán en las distintas muestras. El visitante podrá completar el recorrido por las exposiciones con otras manifestaciones de todas las ramas artísticas. Fácilmente tropezará también con conjuntos mariachis o con ballets populares que actuarán en las calles y plazas de las ciudades belgas.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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