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El Centro de Arte Moderno de Las Palmas reabre sus puertas pendiente de liquidar su deuda

Una muestra sobre la obra de Joan Miró inicia la nueva etapa del museo

Hoy se reabre oficialmente el Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas de Gran Canaria (CAAM), un museo que en diciembre cumplirá cuatro años de vida, pero que ha tenido sus puertas cerradas desde el pasado mes de mayo a consecuencia de su situación económica: una deuda de alrededor de 300 millones de pesetas que, por el momento, sólo ha sido sufragada en parte. Se han liquidado 110 millones de pesetas y para solventar el resto sus responsables están a la espera de conseguir un crédito que será avalado por el Gobierno canario.

La nueva etapa, calificada por la ministra de Cultura, Carmen Alborch, como una gran noticia para el mundo del arte, traerá consigo cambios en la organización económica y administrativa del centro, pero no afectará al alto nivel de las exposiciones que el museo ha celebrado en estos casi cuatro años. Su director, Martín Chirino, explicaba ayer que la prueba de ello es la exposición escogida para la reapertura: Ver a Miró, la irradiación de Miró en el arte español, organizada por la crítica de arte Victoria Combalía, la misma muestra que La Caixa exhibió recientemente en Madrid.Martín Chirino, canario de 67 años, dice emprender esta etapa satisfecho, aunque confiesa que el desgaste personal y profesional que ha sufrido en estos cuatro meses ha sido tremendo. "Yo fui el primero en quedar un tanto desconcertado por la decisión de cerrar, pero Gonzalo Angulo, el presidente del centro, consideró que era imprescindible. Es un museo que se ha hecho con muy poco dinero. Recordemos que el Instituto Valenciano de Arte Moderno, IVAM, creado un año antes que el nuestro, tuvo 1.800 millones de presupuesto frente a los 220 con los que arrancamos nosotros. Si se quiere disponer de una colección permanente digna y de salas de exposiciones estables, hay que reconocer que es muy poco dinero".

La mayor parte de la deuda se contrajo con empresas especializadas en transporte de obras de arte, imprentas, seguridad y limpieza. Algunas de las críticas surgidas en el momento del cierre aseguraban que un museo público no puede endeudarse jamás. Martín Chirino no es tan drástico. "Teníamos un gran desconocimiento de las previsiones de un museo y una notable inexperiencia. De todas formas, he vivido esta etapa soportando impertinencias y críticas infundadas. En mi ánimo no estaba la decisión de cerrar, pero luego he comprendido que fue una decisión que ha resultado beneficiosa porque la sociedad canaria se ha dado cuenta de lo que tiene y lo ha valorado profundamente".

En tierra de nadie

Como artista, ¿cómo ha vivido esta experiencia? Martín Chirino responde que el desgaste ha sido indudable. "Como intelectual me quedé desconcertado, en tierra de nadie. La Administración tiene una forma realmente dura de resolver las cosas, pero vivimos unas épocas de derrota del pensamiento y grandes obstáculos en el camino. Todo es mucho más arduo, pero todos entramos en el juego de la simulación y el pragmatismo aconseja seguir adelante. De otra forma se caería en el nihilismo, algo que ya no se permite en la sociedad occidental".Sobre la causa real del cierre y de los posibles enemigos del museo, Chirino dice que es posible que existan: "Esta es una institución puntera en Canarias que fue presentada por los políticos del Cabildo como el buque insignia de sus actividades culturales, y esto crea amores y recelos".

Martín Chirino no se ha permitido abandonar su trabajo como escultor durante este tiempo, al igual que hizo durante los 10 años que ocupó la dirección del Círculo de Bellas Artes de Madrid. "Tengo que seguir creando porque son convivencias equilibradas. La historia tiene un vértigo por el que no me quiero dejar llevar porque me lanzaría a un abismo que desconozco. En este tiempo, me he vuelto mucho más realista de lo que era y se me ha acentuado el escepticismo". El escultor concluye diciendo que, aunque en algún momento se ha planteado la dimisión, sigue más por consejo de otros que por convencimiento personal.

Gonzalo Angulo, consejero del CAAM y consejero de cultura del Cabildo, equipara la situación en la que se encontraba el museo antes del cierre con la de un caballo desbocado. "Cuando un caballo se desboca hay que parar. Se ha magnificado lo que en realidad ha sido un cierre técnico". Con la nueva situación se revisarán los estatutos y el Gobierno canario, uno de los avalistas del préstamo, entrará, con toda seguridad, a formar parte de la propiedad del museo.

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