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Exigencia de los pacientes

Milagros Pérez Oliva

Junto al hospital de Sant Pau de Barcelona, participan en el programa de la CE de control de calidad en radiología otros dos grandes hospitales españoles, el Doce de Octubre de Madrid y La Fe de Valencia.El objetivo confesado de Montserrat Ribas y Jordi Carven-Bartle es que sean los propios usuarios quienes, antes de someterse a un tratamiento de radioterapia, exijan al centro que los va a irradiar la certificación de que está adherido al programa de control de calidad de la CE. Porque ésa será. una garantía de calidad que no podrán ofrecer quienes no estén adheridos, y el paciente se juega demasiado para no tener en cuenta esta cuestión.

Una variación del 10% en la dosis de radioterapia para eliminar un tumor cancerígeno puede llevar a la muerte del paciente por recidiva si se trata de una dosis insuficiente, o dañar los tejidos próximos, con graves secuelas posteriores, si la desviación se produce al alza. Pero además de acertar la dosis adecuada a cada caso, es preciso acertar también con la máxima precisión en la localización del tumor y la dirección del haz de radiación.

Más información
1.344 europeos han sido sometidos a dosis erróneas de radioterapia

Imaginemos que lo que se está tratando es un tumor cerebral situado en la hipófisis, es decir, en el centro mismo del cerebro. Un tumor de este tipo no suele tener, cuando se inicia el tratamiento, un diámetro superior a un centímetro.

Un encuadre preciso y un disparo certero puede destruir por completo el tumor sin dañar un solo cabello ni dejar el más mínimo rastro en la delicada masa cerebral. Pero una desviación del haz de radiación de medio centímetro, de un cuarto de centímetro incluso, puede provocar que el tumor crezca irreparablemente y además dañar de forma irreversible las zonas cerebrales próximas. Lo mismo puede ocurrir si la dosis es insuficiente o excesiva.

Al día siguiente mismo de que los responsables del acelerador lineal de Zaragoza se percataran del fallo, los oncólogos del hospital y los expertos de la Sociedad Española de Radioterapia Oncológica desplazados a esa ciudad sabían ya con dramática certeza cuántos de aquellos pacientes sobreirradiados iban a morir.

Ésa es la miseria y la grandeza de la radioterapia. Su gran efectividad: igual que cura, mata. La gran dificultad radica, según Jordi Craven-Bartle, en que es una técnica muy potente y al mismo tiempo muy compleja, sometida a muchas variables. "Por esa razón, la mejor garantía de que no se producen fallos en alguna de esas variables es someter todo el proceso a un control externo sistemático. Porque el control más efectivo es el de los propios profesionales. Nosotros estamos más interesados que nadie en que no se produzcan fallos. Por eso, por muchos decretos que se promulguen para garantizar la seguridad, lo más importante es llegar a un consenso entre los profesionales, de manera que todos los centros estén adheridos a la red europea de control de calidad".

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