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1.344 europeos han sido sometidos a dosis erróneas de radioterapia

Milagros Pérez Oliva

Un total de 1.344 europeos recibieron dosis inadecuadas de radiación por error, según un informe preliminar de la Federación Europea de Organizaciones de Física Médica, que en 1991 inició un programa para evaluar las incidencias en distintos países desde enero de 1986. Un millar de estos pacientes recibieron dosis insuficientes de radioterapia, lo cual pudo provocar en muchos la muerte por recidiva del tumor; los restantes recibieron sobredosis, entre ellos, los 27 afectados por la avería del acelerador lineal de Zaragoza.

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Exigencia de los pacientes

La necesidad de implantar un control de calidad que garantice a los pacientes la máxima seguridad posible ha llevado a la Comunidad Europea a impulsar un programa del que el hospital de Sant Pau de Barcelona es el centro de referencia para España."Durante muchos años se aceptó que la dosis de radiación administrada era idéntica a la prescrita. Pero recientemente algunos autores han comunicado datos que cuestionan este principio. De hecho, una reciente investigación de la Agencia Internacional de Energía Atómica y de la Organización Mundial de la Salud indica que alrededor de un 15% de todos los pacientes tratados con radioterapia reciben una dosis inadecuada debido a variables que producen incertidumbre en la definición de la dosis", afirman A. Dutreix y E. Van der Shueren, del hospital Universitario de San Rafael, en Lovaina (Bélgica), y S. Derremaux y J. Chavaudra, del Instituto Gustave Roussy de Villejuif (Francia), coordinadores de la Red Europa de Control de Calidad de Radioterapia, que comenzó a operar en 1991.

Sin control de calidad

"Ese porcentaje pudiera ser probablemente mucho mayor en los departamentos de radioterapia que no siguen un programa de control de calidad. Los profesionales de radioterapia conocen algunos catastróficos accidentes producidos durante los últimos años que tal vez se hubieran podido evitar de existir en estos centros un adecuado programa de control de calidad", concluyen.

El de Zaragoza, con 17 muertes judicialmente atribuidas al acidente, figura en el informe como uno de los casos más graves. El reciente juicio puso de manifiesto no sólo la ausencia de un control de calidad adecuado, sino problemas elementales de coordinación en el equipo terapéutico. La ausencia de controles de calidad hace que muchos de esos fallos nunca lleguen a conocerse siquiera. Algunos se han conocido ahora gracias a una investigación retrospectiva.

Por ejemplo, 205 pacientes británicos atendidos a lo largo de varios años en el Royal Devon and Exeter Hospital recibieron sobredosis de rayos gamma de hasta un 25% por un error en los cálculos iniciales del programa que gobernaba la unidad de cobaltoterapia. Y en 1991 se supo que los 989 pacientes tratados en el North Staforshire Hospital Center, también en Gran Bretaña, desde 1982 habían recibido dosis un 30% inferiores a lo prescrito, también por fallos en el computador. La mitad de los pacientes ha muerto y las autoridades judiciales tratan de delimitar ahora cuántos de esos fallecimientos pudieron deberse a la insuficiente radiación.

"Las investigaciones en radiobiología nos han demostrado que existe una relación dosis-efecto muy directa. Los últimos estudios indican que una variación de la dosis de un 10% por encima o por debajo puede producir cambios importantes en la respuesta biológica", afirma Montserrat Ribas, jefe de la Unidad de Radiofísica del hospital de Sant Pau de Barcelona. Montserrat Ribas y Jordi Craven-Bartle, jefe de la unidad de oncología radioterápica del mismo hospital, son los responsables de coordinar en España el programa de control de calidad promovido por la CE.

Arma de gran poder

"Un aparato de radioterapia es un arma de un poder extraordinario. La más ligera desviación por error sobre los parámetros adecuados en cada caso puede tener graves consecuencias para el paciente. De ahí la importancia de implantar con la mayor rapidez posible un riguroso control de calidad en los tratamientos", indica Jordi Craven-Bartle.

Los expertos que trabajan en el programa de la CE consideran que una variación superior al 5% entre la dosis prescrita y la efectivamente recibida no es tolerable, porque no garantiza el resultado del tratamiento. La única forma de garantizar que no se producen variaciones es establecer un sistema de controles de todas las fases del tratamiento. "Habilitar los instrumentos de medición necesarios para garantizar ese control no ha sido fácil, pero ahora los te nemos y se trata de aplicarlos", afirma Montserrat Ribas. La clave del éxito del programa radica, según Craven-Bartle, en que todas las unidades de radioterapia se sometan a una medición externa con parámetros objetivos y por técnicos ajenos al propio centro, a cambio de una absoluta confidencialidad en los datos obtenidos. "Los propios profesionales somos los primeros interesados en hacer bien nuestro trabajo", apostilla Craven-Bartle.

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