Veinte años de búsqueda
El próximo año se cumplirán veinte desde que comenzó a aplicarse la prueba de selectividad. Los diversos cambios que el examen ha experimentado no han conseguido resolver satisfactoriamente uno de sus principales problemas de fondo: el de su elevada dosis de aleatoriedad.A título de ejemplo, baste recordar que la comparación entre los resultados de la convocatoria de junio del año pasado arrojó diferencias de hasta 20 puntos en los porcentajes de aprobados de las dos universidades que alcanzaron el máximo y el mínimo, concretamente las de Las Palmas y Santiago de Compostela, con un 95% y un,75%, respectivamente., Diferencias también significativas se registraron en las distintas universidades de Madrid en cuanto a la tasa de aprobados en algunas materias concretas, como matemáticas, pese a que todos los alumnos se enfrentaron a idénticos ejercicios.
Todos los cambios realizados hasta ahora han buscado siempre alcanzar un mayor grado de homogeneidad y objetividad, especialmente necesario desde que la calificación en esta prueba se convirtió en determinante para la elección de carrera.
Otro factor importante es la escasa correlación entre la calificación del examen y la del expediente preuniversitario. En junio de 1991, más de un 40% de los alumnos de los centros adscritos a la Complutense madrileña obtuvo una nota inferior en dos o tres puntos a la de su expediente. Las universidades son conscientes de que,. pese a la fuerte criba que representa el COU, si la nota del expediente no entrara en juego, el índice anual de aprobados en selectividad (por encima del 80%) descendería estrepitosamente.
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