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La incomunicación de Cisjordania y Gaza hunde la economía de los palestinos

El cierre prolongado, por orden de las autoridades israelíes, de toda comunicación con los territorios ocupados agrava la situación de los palestinos, al provocar serias perturbaciones económicas a ambos lados de la frontera. Esta situación, sin embargo, no impidió al jefe de Estado Mayor israelí, el general Ehud Barak, declarar hace unos días que "el cierre se mantendrá todo el tiempo que haga falta, in cluso durante semanas". Mientras, el Ejército sigue cercando y rastreando casa por casa los principales campos de refugiados.La situación es especialmente difícil para los 120.000 jornaleros palestinos que viven en los territorios pero trabajan en zona israelí. El impacto de la medida fue para ellos inmediato, ya que suelen ser pagados no a la semana, sino al día. Además, los obreros palestinos a quienes impide acudir al trabajo no perciben ningún tipo de prestaciones de desempleo, aunque se descuenten habitualmente de su sueldo las cargas sociales.

Durante la última reunión del Gobierno israelí, el ministro de Trabajo, Yosi Sarid, del partido Meretz (izquierda sionista), propuso que se pagara a los palestinos en paro forzado algún tipo de prestación, y que se pongan en marcha unos planes de desarrollo, sobre todo de infraestructuras, en Cisjordania y Gaza.

La ministra de Educación, Shulamit Aloni, del mismo partido, propuso, por su parte, que se extiendan las leyes sociales vigentes en Israel a los territorios ocupados en lo que se refiere a salarlo mínimo, jornada de trabajo y descanso semanal. "Por si acaso alguien lo ignora, la esclavitud fue abolida en el siglo pasado", dijo al referirse a las jornadas de 14 o 16 horas de trabajo exigidas a los jornaleros agrícolas palestinos y a sus remuneraciones, muy por debajo del salario mínimo israelí.

Problemas en Israel

También del lado israelí de la frontera el cierre está provocando problemas, aunque menos graves. Una visita por varias obras de la zona de Tel Aviv y Jerusalén permite constatar que no se trabaja desde hace varios días. Más del 70% de los 110.000 obre ros de la construcción que traba jan en esta zona proceden de los territorios ocupados. Unos intentos de los empresarios del sector para contratar obreros israelíes fracasaron. Poquísimos fueron los que propusieron sus servicios, a la vista de los bajos salarios que se les proponían. "Es bastante más elevado que lo que pagan a los árabes, pero sigue siendo un salario de hambre", nos decía un carpintero judío que prefiere quedarse con las prestaciones de desempleo."Es un escándalo: hay 150.000 parados en Israel, pero ni siquiera mil de ellos están dispuestos a trabajar en la recogida de flores y legumbres", afirma un miembro del Gobierno. El Ejército tuvo que mandar al campo a 1.600 soldados para realizar las tareas más urgentes, como la cosecha de los productos perecederos.

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