Panorama andaluz
Creado oficialmente en 1835, aprovechando los riquísimos restos de los conventos desamortizados, el Museo de Bellas Artes de Sevilla está, pues, fundamentalmente nutrido con obras del patrimonio local, uno de los más notables de la historia del arte español y dotado con la suficiente personalidad propia como para haber merecido la distinción de escuela, la Escuela Sevillana. En este sentido, basta con evocar los nombres de algunos geniales lugareños o sevillanos de adopción -los Herrera, Pacheco, Velázquez, Martínez Montañés, Zurbarán, Valdés Leal y Murillo- para comprender la extraordinaria importancia de esta Escuela Sevillana, que se reduplica si se amplía el horizonte incluyendo además a todo el arte andaluz.En todo caso, aunque este fabuloso legado patrimonial del arte histórico andaluz desborda las lindes de lo contenido en el Museo de Bellas Artes, ubicado desde 1841 en el Convento de la Merced, además de haberse instalado fuera de la ciudad algunos de sus talentos más extraordinarios, como Velázquez, en esta institución se hallan suficientes ejemplos de pintura y escultura de primer orden como para ser considerado uno de los más relevantes de nuestro país.
Por eso, sin pretender hacer un recuento aquí imposible de sus más preciosas excelencias, hay que destacar los conjuntos conservados en el museo de Pedro Villegas Marmolejo, Alejo Fernández, Juan de Roelas, Francisco Pacheco, Zurbarán, Francisco Herrera El Viejo y El Mozo, Murillo, Valdés Leal, Antolínez, Juan del Castillo, Martínez Montañés, así como piezas de Ribera y Torrigiano, entre otros.
La colección se continúa hasta el siglo XX, y si bien, como es sabido, Sevilla sufre, esa triste decadencia casi imparable desde el XVII, en el siglo pasado rebrotó con fuerza el arte andaluz y el Museo de Bellas Artes recoge estos episodios del Renacimiento local, con la familia Bécquer, Esquivel, Gutiérrez de la Vega, Cano y Barrón. -
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