La percepción del espacio
Figura clave en el debate artístico de las tres últimas décadas -de quien tuvimos ya la fortuna de ver en Madrid, el pasado año, una excelente retrospectiva-, Richard Serra nos ofrece en esta ocasión tres de sus soberbias piezas en acero y un ciclo de papeles de formato colosal.La obra de Serra determina un modo de relación con el espacio extremadamente complejo y que implica, al tiempo, matices muy distintos. En línea con la noción de espacio específico abierta por el minimalismo, su trabajo parte siempre de la experiencia que se establece, en un flujo de modulaciones espaciotemporales, a partir del encuentro entre el espectador y la pieza en un ámbito concreto, a través de una ecuación que compromete tanto nuestra percepción visual como nuestra conciencia corporal.
Richard Serra
Theospacio. Eduardo Dato, 12.Madrid. Hasta el 29 de mayo.
La intensidad de esa relación es también, en buena parte, fruto del modo radical como Serra excluye toda posibilidad de interpretación metafórica -y aun toda especulación de carácter idealista- que perturbe la experiencia objetiva, alejándola del marco conceptual que centra su discurso. Esa voluntad de circunscribir toda opción de lectura a un plano de estrictas abstracciones analíticas es algo que obtiene, en la escultura, con la literalidad del tratamiento industrial de los materiales y, en los papeles, con la densidad y uniformidad de sus negros.
La noción de peso centra, casi de modo absoluto, la reflexión de Serra. Ello determina, por ejemplo, el interés por la forja característico de este escultor que se confiesa fascinado por Vulcano, y que, frente a fundición, le permite obtener una mayor densidad para un mismo volúmen de acero. El peso es así, en el marco de esta muestra, el que confiere, de forma sutil, estabilidad absoluta al inverosímil equilibrio de las dos piezas de esquina. Y es también aquello que, en función de los centros de gravedad determinados por la distinta disposición de los volúmenes, establece el diálogo entre los bloques que integran esa otra pieza dual.
Pero el concepto de peso es asimismo el que guía la génesis de sus soberbios papeles. Para Serra, cada forma dibujada posee un peso distinto; un factor que está ligado, a su vez, a la densidad de la materia de color -siempre el negro, recordemos, en su caso- que llena su perímetro. Y ese peso es, una vez más, el que le permite alterar nuestras relaciones perceptivas con el espacio arquitectónico.
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