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Un millón de argentinos pide someter a referéndum la privatización de pensiones

El Estado argentino no puede pagar el ferrocarril de pasajeros ni la Seguridad Social. Son las víctimas del recorte del gasto público. El Gobierno de Menem ha ordenado el cierre de la mayoría de los trenes, dejando sin trabajo a 20.000 personas, y quiere privatizar el sistema de pensiones. El proyecto ha provocado la indignación popular y se ha recogido un millón de firmas para que se someta a referéndum la privatización de la Seguridad Social.

A las doce (las cuatro de la madrugada de ayer en España), Argentina se convirtió, casi por completo, en un país sin tráfico de viajeros por ferrocarril. Los planes de reducción del gasto público han obligado al Gobierno de Carlos Menem a desmantelar el ferrocarril en 13 de las 23 provincias y dejar sin trabajo a 20.000 ferroviarios.La oposición al Ejecutivo ha juntado a los más variados compañeros de cama. El elemento unificador de tan extraño maridaje ha sido la protesta contra los planes de privatizar la Seguridad Social. El Goblerno argentino, ante las obligaciones que le imponen los organismos internacionales de crédito y la necesidad de reducir el gasto público, ha tenido que reconocer que no puede sostener por más tiempo el sistema de previsión social.

La recaudación alcanza 700 millones de pesos al mes (más de 82.500 millones de pesetas) y el Tesoro debe aportar mensualmente 350 millones de pesos (más de 41.000 millones de pesetas) para afrontar las obligaciones de la Seguridad Social.

La solución que propone el Gobierno es un sistema privado y obligatorio de pensiones. La protesta de los jubilados ha conseguido reunir un millón de firmas para pedir un plebiscito nacional para decidir el futuro de este proyecto gubernamental. La desconfianza hacia la privatización de los fondos de Seguridad Social no resulta injustificada en un país donde los bancos, instituciones financieras y empresarios se caracterizan por su voracidad.

A la protesta de los jubilados se han sumado sindicalistas del más rancio peronismo, trosquistas y ultraizquierdistas, y diversas corrientes de la Unión Cívica Radical (UCR), el primer partido de oposición, con el diputado Fernando de la Rúa, aspirante a presidente, entre los manifestantes. No ha faltado ni siquiera alguno que llevara una pancarta con el texto: "Aldo Rico presidente".

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