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Alemania propugna el control fronterizo y la repatriación de los inmigrantes ilegales

Alemania, con el apoyo comunitario, impuso su criterio en la Conferencia Europea sobre Migraciones Incontroladas, que finalizó ayer en Budapest. Bonn impidió la puesta en marcha de¡ proyecto presentado por Austria, que proponía una convención continental que afrontara de una manera global el problema migratorio. El ministro del Interior alemán, Rudolf Seiters, insistió únicamente en la necesidad de que los países que generan esta emigración adopten, con los receptores, acuerdos bilaterales de readmisión de quienes parten de su territorio e incrementen la vigilancia fronteriza.

La conferencia, más allá de sentar en la misma sala a 33 países europeos para discutir sobre uno de los fenómenos más preocupantes que han surgido del fin de la guerra fría, no produjo resultados concretos.La impresión es que la Comunidad Europea (CE), con Alemania a su cabeza, ha aprovechado a ocasión para advertir a los países que forman sus fronteras exteriores, y especialmente a Polonia y la República Checa, de la conveniencia de colaborar en la represión del fenómeno.

El proyecto presentado por Austria, que reflejaba la postura de los llamados países de tránsito, pretendía, a través de una Convención Europea de Emigración, tratar el tema de una manera global, estableciendo incluso un sistema de cuotas y ayudas financieras y económicas. Pero para Seiters, "es demasiado pronto para eso". Fuentes de una delegación indicaron que el ministro alemán rechazó la propuesta argumentando: "Si 12 ya no nos entendemos, cómo nos vamos a entender 3Y. A excepción de Alemania, la Europa comunitaria, de momento, no sufre excesivamente la ola migratoria del Este y acepta que Bonn se encargue, bilateralmente, de cerrar la brecha.

Fuerzas especiales

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Mientras Seiters decía en Budapest que "todos los países deben realizar esfuerzos comunes y dotarse de cuerpos de policía especializados", el Ministerio del Interior de Bonn anunciaba la urgente creación de una fuerza especial compuesta por 1.600 personas contratadas temporalmente que, tras un entrenamiento intensivo de pocas semanas, se unirá a los efectivos de la policía de fronteras para controlar la línea Oder-Neisse que separa Alemania de Polonia. Esta frontera, de 430 kilómetros, está vigilada actualmente por 860 policías que en 1992 detuvieron a 18.545 emigrantes ilegales. Se calcula que, por Polonia entraron en Alemania más de 100.000 ¡legales en 1992.

Alemania pretende sellar sus fronteras no comunitarias con Polonia y la República Checa con sendos tratados que obliguen a estos dos países a readmitir a los emigrantes que Bonn rechace. De hecho, Varsovia ya firmó el 29 de marzo de 1991 un tratado de estas características con los países del Acuerdo de Schengen, por el que, a cambio de la supresión de visado para sus nacionales, se comprometía a "la readmisión de los inmigrantes irregulares". El tratado no ha entrado en vigor, ya que tampoco lo ha hecho el de Schengen.

Bonn y Varsovia llevan desde principios de año intentando ponerse de acuerdo sobre un tratado adicional que incluya las medidas policiales y otros elementos jurídicos. Pero las autoridades polacas, así como las checas -a las que se les pide lo mismo- se resisten a hacer de "cordón sanitario y convertirse en el cajón de los rechazados". De momento, alemanes y polacos siguen sin ponerse de acuerdo. La próxima reunión tendrá lugar en Varsovia el 8 y el 9 de marzo.

La delegación española, encabezada por el subsecretario de Interior, Santiago Varela, reconoció que, de hecho, lo que se estaba tratando en Budapest era el problema específico entre el Este y el Oeste de Europa, que no afecta en gran medida a España. Sin embargo, Varela precisó que las migraciones del Este son un problema coyuntural, resultado de una. situación política y económica que podía estabilizarse a medió plazo, mientras que la presión migratoria que sufre España desde el norte de África es un problema estructural y, como tal, permanente.

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