Ministros del Interior del Este y el Oeste de Europa estudian cómo frenar la emigración ilegal
Los ministros del Interior de 33 países del Este y el Oeste de Europa se reunieron ayer en Budapest para intentar llegar a un acuerdo que coordine las medidas necesarias para frenar la emigración ilegal que llega a Europa occidental proviniente especialmente del Este. Austria, uno de los países de primera línea, a través de su ministro del Interior, el socialdemócrata, Franz Löschnak, propuso una Convención Europea sobre migraciones que uniformice tanto la legislación sobre el tema como las medidas policiales. Pero un acuerdo global como el que pide Viena, que contempla la existencia de cuotas de admisión, no parece del agrado de Alemania, que prefiere pactar bilateralmente con sus vecinos.
La Conferencia Europea sobre Migraciones Incontroladas, que ayer se desarrolló a puerta cerrada, finaliza hoy en la capital húngara con una conferencia de prensa en la que se darán a conocer los resultados. La delegación española estaba presidida por el subsecretario del Interior, Santiago Varela, al encontrarse el ministro, José Luis Corcuera, en una reunión hispano-portuguesa en Granada.Pese a que la necesidad de controlar la gran migración que, en dirección a Occidente, se inició tras la caída del imperio soviético y la apertura de las fronteras es asumida por todos, las posturas entre los tres grupos de países presentes parecían ayer aún distantes. Los miembros de la Comunidad Europea, con Alemania como líder, prefieren actuar caso por caso para reforzar las fronteras comunitarias. En este sentido, Rudolf Seiters, el ministro del Interior alemán, tenía previsto reunirse con sus homónimos polaco y checo para cerrar los tratados bilaterales con los que Bonn pretende sellar sus dos fronteras orientales y cortar el flujo de refugiados que tantos problemas está causando en Alemania. Sin embargo, los países llamados de tránsito, como Austria o la propia Hungría, pretenden llegar a un acuerdo global que contemple ayudas económicas y cuotas de emigración.
Por otra parte, los exportadores de seres humanos consideran que sólo una política económica y comercial abierta y favorable, junto con ayudas directas, podría convencer a sus ciudadanos de que no es necesario emigrar. El problema es que las arcas de Occidente es tán demasiado vacías para empeñarse en un plan de ayuda a una escala suficiente como para conseguir este propósito. Ayer, en el discurso de apertura, el ministro del Interior húngaro, Peter Boross, mostró su esperanza en que la conferencia dé a luz un documento "que permita la acción coordinada de los países europeos contra los efectos indeseables de la cada vez mayor migración ilegal que nos preocupa a todos".
Vigilancia electrónica
Para el austriaco Löschnak, las limitaciones a la emigración son un instrumento en contra de la extrema derecha. "Nosotros queremos prevenir el surgimiento de posturas extremistas de derechas con la propuesta de aceptar sólo a un número controlado de inmigrantes", dijo. "Todos aquéllos que no se incluyan estrictamente en la Convención de Ginebra para Refugiados, si no pueden contar con la garantía de una absorción, si no se incluyen en estas cuotas a determinar, no pueden entrar", señaló Löschnak. El ministro tuvo que dar explicaciones sobre el sistema de vigilancia electrónica recientemente instalado en la frontera entre Austria y Hungría, y aseguró que fue el Ejército, sin el consentimiento de su Gobierno, quien lo había instalado en un "pequeño trozo de frontera".
La Convención Europea contra el Tráfico Ilegal de Inmigrantes que pretende Viena, que ha dirigido el grupo de trabajo creado en Berlín en 1991, estaría dirigida, entre otras cosas, a luchar contra las mafias organizadas que se dedican al tráfico de personas.
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