Aire y crisis industrial
La crisis acaba con la contaminación de Cartagena. Así de sencillo. Un informe elaborado por una comisión parlamentaria de la Asamblea regional de Murcia reveló en 1990 que cada año se vertían en la comarca de Cartagena 1.006 toneladas de productos contaminantes. Tres años después, el aire de la ciudad ya no está tan contaminado. La razón ha sido la crisis industrial y el cierre progresivo de fábricas.Desde enero de 1991 se desarrolla un plan de control del aire. El concejal de Urbanismo y Medio Ambiente, Lorenzo Contreras, recuerda que desde la primavera del pasado año la contaminación ha disminuido un 60%.
La fecha coincide con el cierre de la fundición de plomo Santa Lucía de Peñarroya, que, con su chimenea de 150 metros de altura, era uno de los símbolos de la comarca. En el hospital del Rosell, donde se vivieron en 1988 días de, alarma por el ingreso de decenas de personas con dolencias pulmonares o asmáticas agravadas por la contaminación -ésa es la principal incidencia de la contaminación, pues los dióxidos queman las mucosas de las vías respiratorias-, ya hace tiempo que no se repiten situaciones como ésa.
Torrelavega y Bilbao
El caso es similar en la comarca de Torrelavega (Cantabria). La crisis de la empresa Sniace, la más sucia de la región y paralizada desde el verano pasado, ha hecho disminuir sensiblemente los índices de contaminación ambiental. Éstos quedan ahora por debajo de las concentraciones medias previstas por la Comunidad Europea. Las tres estaciones locales de medición así lo testimonian.
Los niveles de contaminación atmosférica en las zonas más industrializadas del Gran Bilbao también se han reducido desde 1988, pero la nube contaminante se ha trasladado a la capital. Las emisiones de dióxido de azufre se redujeron un 25% entre 1988 y 1991, y la tendencia a la baja ha continuado durante el último ano, según el director de Calidad Ambiental del Gobierno vasco, Juan Ignacio Escala.
La causa radica fundamentalmente en el cierre o paralización de las empresas más contaminantes, la introducción del gas natural y la progresiva utilización de tecnologías limpias por los empresarios vascos.
Sin embargo, lo realmente significativo es que, en 1992, más del 40% de la contaminación del Gran Bilbao procedía de los automóviles. En los últimos tiempos se ha podido experimentar que la nube contaminante se va reduciendo en las zonas industrializadas de ambas márgenes de la ría, pero, sin embargo, acaba creciendo por la presión de los gases procedentes de los automóviles en el corazón de la metrópoli.
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