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El tráfico sustituye a calefacciones y fábricas como primer foco de contaminación en las ciudades

La contaminación atmosférica que sufren las ciudades españolas, de la que Madrid fue un negro ejemplo la semana pasada, tiene su causa cada vez más en el dióxido de nitrógeno y menos en el dióxido de azufre. Es decir, que en la mala calidad del aire influye más el tráfico que las calefacciones y las fábricas, porque usan combustibles con bajo contenido en azufre y por la reconversión industrial. La antigüedad del parque automovilístico, muy por encima de la media de la CE, también contribuye a ello. Pero hay otra nube negra: la Administración reconoce que la falta de coordinación y de medios dificulta su control.

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Las ciudades españolas que han registrado peor calidad de su aire en los tres últimos años son Madrid, Sevilla y Valladolid, por el dióxido de nitrógeno producido por los coches; Avilés y Cartagena, por el dióxido de nitrógeno de sus fábricas; Zaragoza, el área metropolitana de Barcelona, Langreo, Oviedo, Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife y el cinturón de Bilbao, por las partículas en suspensión. Son todas ciudades que han superado los valores límite establecidos por la CE.El tráfico intenso y caótico, las calefacciones, la industria y la meteorología con anticiclones prolongados son la mezcla explosiva que provoca que, en invierno especialmente, aumente hasta lo preocupante el enrarecimiento de la atmósfera. Madrid ha vivido en enero la alarma. Según explica Luis Carlos Mas, subdirector general de Protección del Medio Ambiente Atmosférico, la larga estabilidad meteorológica ha provocado un fenómeno anormal llamado inversión atmosférica, que impide que el aire se mueva hacia arriba llevándose la contaminación. "En contra de lo que piensa la gente, el principal escape de la contaminación es por los movimientos del aire en sentido vertical, y no horizontal, lo que se llama viento".

Desde la Secretaría de Estado para el Agua y el Medio Ambiente se reconoce la falta de coordinación y de medios en las comunidades autónomas y ayuntamientos -ellos son los que tienen las competencias- que dificulta el rigor. El hecho de que los últimos datos definitivos sean del invierno de 1991 da una idea del descontrol. Luis Carlos Mas reconoce que la información se está entregando a la CE con medio año de retraso.

Otra idea: Vigo superó en 1987 los niveles de contaminación en sus siete estaciones; se analizó qué pasaba y se ha comprobado que los sensores estaban mal ubicados, de forma que los datos quedaban muy exagerados; se cambió la red y desde entonces no ha vuelto a aparecer en la lista negra: los niveles de contaminación atmosférica en Vigo son completamente normales, según los datos procesados ahora en el laboratorio municipal.

Medidas preventivas

Valladolid se está planteando que quizá su aparición en la lista negra se deba a que también tenga mal colocados los aparatos de medición. La concejala de Medio Ambiente, María Luisa del Valle, aclara que esta ciudad no puede ser considerada "como una de las más contaminadas de España", pero advierte que "hay que evitar situaciones de riesgo". El Ayuntamiento ha decidido adoptar diversas medidas preventivas; recomienda la limitación del encendido de calefacciones que utilicen gasóleo C, carbón o fuel entre las cuatro, de la tarde y las diez de la noche, y, pide "que voluntariamente se reduzca la utilización de los vehículos privados".Con la ley en la mano, cualquier Administración, e incluso cualquier ciudadano, podría solicitar al Gobierno central la declaración de Sevilla como "zona de al atmósfera contaminada". Nadie lo ha hecho. Las pruebas que justifican esta declaración las aportan las cabinas que, en distintos puntos de Sevilla, analizan el grado de contaminación de su atmósfera. Dos de ellas, las establecidas en Luis Montoto y Reina Mercedes, registraron durante 1992 índices de dióxido de nitrógeno superiores a los permitidos por la ley.

Las islas Canarias tienen el raro privilegio de que sus dos capitales, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, figuran en la lista negra. Las alertas en las dos capitales suelen coincidir con la ausencia de vientos alisios, los mejores dispersantes de partículas en suspensión. Los responsables de Sanidad Ambiental del Gobierno canario aseguran que las industrias contaminantes han adoptado ya medidas ecológicas y que el tráfico es la principal causa de la situación. "No tenemos motivos para alarmarnos", dice Pablo Estévez, director territorial de Salud en Tenerife, de la Consejería de Sanidad.

Experimento imposible

En Zaragoza, el barrio del Picarral, con algunas industrias instaladas en el casco urbano que provocan una especie de nieve e intensos olores, es la zona más afectada.Pero no cabe duda de que el caso más grave de los últimos meses ha sido Madrid. Los altos valores de contaminación que soportó el domingo y lunes de la semana pasada sirvieron al alcalde, José María Álvarez del Manzano, de excusa para probar por primera vez en su mandato medidas restrictivas contra el tráfico, aunque mucho menos drásticas que las tomadas en Roma, Florencia o México. El experimento se demostró imposible.

El lunes pasado Madrid amaneció con una boina que hacía el re casi irrespirable. En una céntrica estación, la situada en pleno paseo de la Castellana, el porcentaje de dióxido de azufre superó a las 11.30 los 880 microgramos por metro cúbico. Una ordenanza municipal establece la alarma cuando en una estación se supera como media diaria los 350.

Los técnicos recomendaron actuar y Álvarez del Manzano decretó un bando de urgencia en el que declaró a la ciudad en "alerta atmosférica preventiva". Pero de nada sirvió. Las condiciones meteorológicas no mejoraron en toda la semana hasta el pasado viernes, cuando comenzó a soplar más viento del Norte y el alcalde decidió derogar el bando, aunque con la frustración de su impotencia para. poner orden en el tráfico.

Otra de las zonas más conflictivas se sitúa en las poblaciones industriales del entorno de Barcelona. El pasado jueves, seis municipios solicitaron a la Generalitat la declaración de Zona de Protección Especial y Zona de Atmósfera Contaminada que les permita obtener ayudas económicas para corregir las emisiones tóxicas.

Sant Andreu de la Barca es la localidad más contaminada. Las otras cinco, El Papiol, Castellbisbal, Molins de Rei, Sant Vicenç dels Horts y Palletjá. Todas registran una importante actividad industrial generadora de contaminación y están situadas en una zona baja del cauce del río Llobregat, al abrigo de las corrientes de viento necesarias para despejar la atmósfera.

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