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Clinton advierte a Sadam que no le temblará la mano si decide atacar Irak

El presidente electo norteamericano, Bill Clinton, advirtió ayer que no le temblará la mano a la hora de decidir un ataque contra Irak si el presidente Sadam Husein continúa violando las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. "He vivido muchas batallas en mi vida y no dudaré en pelear si pienso que debo hacerlo", dijo Clinton, que mañana tomará posesión como 42º presidente de Estados Unidos. A continuación mandó un corto mensaje al líder iraquí: "La firmeza estadounidense durante este periodo de transición no vacilará" cuando él asuma el mando.

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Durante un acto celebrado en la Universidad de Georgetown en el contexto de las celebraciones por el relevo presidencial, Clinton declaró al cuerpo diplomático acreditado en Washington que "la política de este país hacia Irak seguirá siendo la misma después del 20 de enero". Sadam, añadió Clinton, "debe entender que la firmeza de Estados Unidos durante este periodo de transición no va a disminuir".Estas declaraciones parecen confirmar que el equipo demócrata ha llegado a una conclusión sobre cuál debe ser la postura de la nueva Administración con respecto a Irak después de los tres días de discusiones que sucedieron a unas declaraciones de Clinton en las que ofrecía una política de diálogo al Gobierno de Bagdad.

Al explicar cuál será esa postura, el vicepresidente electo, Al Gore, dijo el domingo que, no sólo no se van a normalizar las relaciones con Irak, sino que el Gobierno demócrata ha llegado a la conclusión de que Sadam Husein debe ser derrocado. Gore dijo que fue un error el pensar que el líder iraquí podría ser destituido por su propio Ejército y añadió que "insistir en el total cumplimiento [de las resoluciones internacionales impuestas a Irak] aumentará las posibilidades de que Sadam Husein rectifique su postura y mejorará las condiciones para que su régimen sea reemplazado".

Tormenta de llamadas

"No descarto revisar nuestras opciones", "No estoy obsesionado con Sadam Husein", "Como baptista creo en las conversiones de última hora", fueron algunas de las respuestas que Clinton dió la pasada semana durante una entrevista con el diario The New York Times. Sus manifestaciones provocaron una tormenta de llamadas de líderes de países árabes y aliados que pedían una aclaración de las intenciones de la nueva Administración.

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Públicamente, el equipo demócrata ha mantenido en todo momento su apoyo firme a la política de Bush contra Irak, pero la puerta abierta dejada por Clinton a la posibilidad de una revisión de las relaciones originó tal polémica que obligó a una rectificación inmediata.

El próximo secretario de Estado, Warren Christopher, manifestó el domingo que no confiaba en un cambio de actitud por parte del presidente iraquí y especificó que los demócratas se van a enfrentar "a la misma situación que tienen ahora los republicanos", cuando ocupen sus despachos esta semana.

Bill Clinton llegó el pasado domingo a Washington, donde será investido presidente mañana, mientras el Ejército norteamericano bombardeaba Bagdad. Clinton, que basó su programa en la política doméstica, se hace cargo de la peor situación internacional a la que un presidente se ha tenido que enfrentar desde el conflicto de Vietnam.

El actual secretario de Estado interino, Lawrence Eagleburger, apostó a que Sadam retará a Estados Unidos en cuanto la nueva Administración tome posesión.

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