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Tormenta en un vaso de idiomas

Cuatro filmes pueden ser eliminados de los Cesar franceses por haber sido rodados en inglés

El próximo mes de marzo el cine francés celebrará una nueva entrega de los cesars, el equivalente galo de los oscars de Hollywood. Pero este año puede que la ceremonia sea tormentosa: cuatro películas -El amante, de Jean-Jacques Annaud; Lunas de hiel, de Roman Polanski; Fatale, de Louis Malle, y 1492, de Ridley Scottpueden quedar fuera de competición y transformarse en candidatas al cesar a la mejor película extranjera por haber sido rodadas en inglés. Al menos eso es lo que, de momento, pretende la Academia de las Artes y de las Técnicas Cinematográficas.

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La Academia francesa de las Artes y de las Técnicas Cinematográficas reivindica el idioma como elemento de una expresión cultural propia. La tormenta no se sabe si estallará, pero sí es reflejo de un malestar. El poderoso cine francés sigue en retroceso y este año sus recaudaciones superan por poco el 30% de las generadas por el mercado interior. ¡El cine americano gana en Francia más dinero que el cine francés! No es novedad, pero este año no hay ninguna película gala entre las cinco más taquilleras, no hay un Cyrano con el que replicar a los invasores.Vista desde España la irritación de nuestros vecinos puede parecer exagerada. El español es lo que llaman un "mercado cautivo", en el que poco más del 6% de las recaudaciones corresponde a la propia cinematografía. Pero en España no hay industria, sólo artesanos y francotiradores, mientras que en Francia existe no sólo una sólida estructura industrial, sino también un complejo ensamblaje económico-jurídico que garantiza que las; películas se hagan y lleguen al espectador.

Francia produce cada año unos 140 títulos que se distribuyen en un parque de 4.500 pantallas. En 1991 el cine francés tuvo más de 40 millones de espectadores en salas, pero muchísimos más en televisión. Pero la pequeña pantalla, además de invertir en cine, lo protege de otras formas, ya sea hablando mucho de los estrenos, abaratando el coste de la publicidad o no programando ni un solo largometraje el viernes noche, durante todo el sábado y tampoco todo el domingo hasta las 20.30 horas.

El Centre National de la Cinematographie (CNC) invirtió en producción, en 1991, un total de 874 millones de francos (unos 18.000 millones de pesetas), una parte como anticipo a cuenta de la futura taquilla y otra parte a fondo perdido. Existe también una. institución financiera que avala hasta el 80% dé los créditos concedidos por los bancos, y los productores pueden recurrir también a las Soficas, que son sociedades de inversión que permiten, a particulares y sociedades, deducir hasta un 25% de su base imponible si invierten en cine. Distribuidores y exhibidores también reciben ayudas para modernizar sus instalaciones y ser más competitivos.

Francia trata su cine como una industria cultural, lo protege y lo mima, hasta el punto de que ahora, por cada videocasete vendido, el Centre National de la Cinematographie recibirá dinero ya que se considera que el vídeo doméstico sirve para copiar, sin pagar derechos de autor, las películas que se programan.

Pero, a pesar de todas las ayudas, el cine francés retrocede. ¿Cómo se explica? Hay varios factores que ayudan a comprender este fracaso relativo. Primero, hay que considerar que se, trata de una cinematografía "sitiada", ya que ni España, ni Gran Bretaña, ni Alemania, ni Italia han resistido el empuje de los EE UU. El resultado es que la CE, en el terreno de lo audiovisual sólo funciona como mer,Cado único para Spielberg y sus compatriotas. Segundo elemento, los EE UU se llevan el 58% de las taquillas francesas, pero los franceses sólo el 0,5% de las estadounidenses. Tercero, el proteccionismo exagerado crea flores muy delicadas que viven gracias al clima artificial del invernadero pero que muy dificilmente pueden salir de él. Hoy las televisiones y algunos productores reclaman la búsqueda de un nuevo equilibrio entre las subvenciones y la competencia. Pero para eso necesitan una Europa fuerte.

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