_
_
_
_

Ruedo Ibérico, treinta años de antifranquismo

'La guerra civil española', de Hugh Thomas, inició en 1962 España Contemporánea

"La guerra civil española, de Hugh Thomas, inicia la colección España Contemporánea y las publicaciones de Ruedo Ibérico". Así comenzaba la presentación del primer libro publicado, con fecha de imprenta del 5 de noviembre de 1962, por la que se convertiría en la plataforma editorial más importante del antifranquismo. Desde el exilio en París -1962-1978-, y después en España hasta la muerte de su promotor y editor, José Martínez Guerricabeitia -1979-1986-, Ruedo Ibérico publicó cerca de 200 títulos y casi 70 números de sus Cuadernos.

Más información
"Fue desintoxicante"

El impulso de Nicolás Sánchez Albornoz y de José Martínez Guerricabeitia puso en marcha Editions Ruedo Ibérico el año 1961 en París. La editorial, que recibió apoyos de gentes de la oposición al franquismo, se presentó en público en 1962 con La guerra civil española, de Hugh Thomas, y se convirtió en una herramienta de combate intelectual contra la dictadura. Sólo una persona, José Martínez, sostuvo la empresa a lo largo de sus dos décadas y media de existencia.Nacido en Villar del Arzobispo (Valencia) el año 1921, Pepe Martínez pertenecía a una familia anarquista, ámbito ideológico en el que se movió siempre, pero que no le impidió hacer de Ruedo Ibérico un espacio enormemente plural.

"Un anarcosindicalista"

Su único hermano, Jesús, gran coleccionista de arte y promotor de la Bienal Martínez Guerricabeitia, que organiza la Universidad de Valencia, le define como "un hombre muy bien formado, un anarcosindicalista que había estudiado el marxismo, pero que no era marxista; muy culto, de respuestas y reacciones rápidas, carácter un poco dificil y personalidad muy atractiva".

Tras la guerra civil, en la que combatió por la República, José Martínez estuvo en la cárcel Huyó de España en 1947, cuando se encontraba pendiente de juicio por sus actividades clandestinas. "Intentó primero salir por Cataluña, pero falló la operación", recuerda Jesús Martínez. "Al final, llegó a Francia por el País Vasco, después de cruzar a nado el río Bidasoa". En París hizo una licenciatura en la Sorbona, intentó organizar una biblioteca para los exiliados españoles y trabajó en diversas ocupaciones. A partir de 1962, con la editorial y la librería de Ruedo Ibérico en la capital francesa, se convirtió en el responsable de un auténtico foro del exilio español.

Ruedo Ibérico publicó libros de historiadores como Hugh Thomas, Ian Gibson, Stanley G. Payne o Gerald Brenan; ensayos de autores como Luciano Rincón, Jesús Ynfante o Juan Martínez Alier, en su mayor parte firmados con seudónimo -hecho que no impidió que Rincón cumpliese casi tres años de prision por su obra Francisco Franco, historia de un mesianismo-; poemarios, novelas y hasta textos eróticos. Los Cuadernos de Ruedo Ibérico, cuyo primer número apareció en 1965, acogieron colaboraciones de Jorge Semprún, Fernando Claudín, Juan Goytisolo, Jaime Gil de Biedma y una larga lista de jóvenes políticos e intelectuales de la oposición. Leguina, Maragall y otras actuales figuras del socialismo colaboraron en Ruedo Ibérico.

La amplitud de puntos de vista fue la gran característica de Ruedo Ibérico, en opinión de Luciano Rincón, que destaca "cierto espontaneísmo e improvisación" que caracterizaron la editorial y consolidaron su influencia en sectores de oposición "de izquierdas, progresistas o simplemente liberales con curiosidad por vencer el silencio interior que creó el franquismo". El hecho de que el PCE contase en París con su propia editorial, Ebro, hizo, según Rincón, que Ruedo Ibérico acogiera a sectores jóvenes del antifranquismo, en una gran parte vinculados al Frente de Liberación Popular (Felipe). "La grandeza de Ruedo Ibérico radica en su clima de libertad y en que no fue una editorial de partido", señala.

Tras la muerte de Franco Ruedo Ibérico emprendió, a par tir de 1978, sus actividades en España. "Aquello no funcionó", afirma Jesús Martínez, que rememora a su hermano José -con quien se deterioraron las relaciones familiares en los últimos años- como alguien "bastante desencantado". Jesús apunta la coincidencia de la muerte de su hermano con el día en que se celebró el referéndum sobre la integración española en la OTAN, a la que José era decididamente contrario. Alberto Hernando, que perteneció a la Redacción de Cuadernos de Ruedo Ibérico en esta segunda etapa, asegura: "Pepe Martínez sabía demasiado". En su opinión, la incomodidad del personaje generó su marginación por aquellos a quienes la democracia ya había instalado en el poder. Según Hernando, si en el franquismo Ruedo Ibérico se planteó, informar de lo que no informaba el régimen, en la transición pretendió contrainformar.

Rincón piensa que Martínez sintió, al volver a España, "una sensación de abandono que no había previsto". "No calculamos lo rápido que irían las cosas", puntualiza Rincón, para quien Ruedo Ibérico, como muchas' publicaciones y revistas de izquierda del momento, fue víctima de "una especie de urgencia por despolitizarse" que presidió el cambio de la década de los setenta a los ochenta. Ludolfo Paramio, que recuerda cómo se buscaban en las trastiendas de las librerías los títulos de Ruedo Ibérico durante la dictadura, no conoció a Pepe Martínez en París y tuvo poco contacto con él en España. Paramio coincide con Rincón al señalar el fenómeno que afectó a la mayoría de las publicaciones políticas en la transición y destaca la necesidad de un estudio de lo que la editorial significó. "Quienes estaban dentro de un proyecto colectivo, lo tenían más fácil".

No era el caso de José Martínez Guerricabeitia, una persona brillante e individualista que hizo posible una de las empresas míticas de la cultura antifranquista.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_