Éxito escénico y bronca en las gradas con la opera 'Don Carlo' en Mérida
La programación musical del verano meritense (Badajoz), en el anfiteatro cuyo bimilenario se celebra con estos espectáculos, ha tenido como colofón la nueva producción de Don Carlo, de Giuseppe Verdi, por la compañía de ópera del Gran Teatro Kirov de San Petersburgo (ahora llamado de nuevo Maririskii, su antiguo nombre imperial).Más de 320 personas -entre los músicos de la orquesta, coro y cantantes solistas, con una figuración añadida que sumaba 70 elementos locales más sobre la escena- aparecieron caracterizando la España negra en el gran mecano armado sobre el foso del anfiteatro romano con impresionantes despliegues teatrales.
La emoción también llegó a las butacas cuando, al finalizar los últimos acordes del primer acto, estalló en las primeras filas una monumental bronca que acabó en puñetazos. Manuel Canseco, director del festival, anunció a la prensa local su decisión de abandonar el puesto al cumplir tres años de gestión.
El representante artístico argentino de origen polaco Valentín Prochinski recibió un puñetazo en la cara que le hizo saltar las gafas por los aires, lo que provocó un gran revuelo con todas las gradas en pie.
Pelea
La pelea se desarrolló justo en el metro cuadrado exacto que ocupó Montserrat Caballé hace dos años, cuando descendió bruscamente al abismo al desplomarse la estructura. El origen fueron las protestas airadas de Prochinski por los exaltados comentarios de una espectadora de la primera fila contra la calidad interpretativa de la mezzosoprano norteamericana Grace Bumbry, hechos en voz alta durante la función, justo en el cogote del director de orquesta.El agresor, un hombre que usó su brazo escayolado como arma, que se negó a identificarse, no abandonó el anfiteatro, y la calma sólo volvió con el comienzo del acto siguiente. Al final del espectáculo, miembros de la organización aseguraban que no había pasado nada y que la disputa pasajera había terminado con disculpas recíprocas.
La nueva producción de Don Carlo es una de las más grandes que se recuerdan en Mérida desde que hace unos años la ópera se impusiera como la vedette de un festival dedicado sólo al teatro clásico. Se trata de un montaje de iniciativa privada del festival Old and new Indians Ways, que dirige Valentín Prochinski. Esta coproducción ha sido pagada por el teatro Carlo Felice, de Génova, el Kirov y la Junta de Extremadura, junto a contribuciones del Quinto Centenario, el Ayuntamiento de Mérida y Enclave 92, y se representa hoy por, última vez.
En lo vocal, este año, los laureles han sido para Valentina Cidípova, una exótica mujer original de la región de Buratia, en Siberia, con potente voz y amplio registro. Cidípova, con serenidad de gran diva, desplegó su poderío vocal en una Isabel de Valois profunda y humana.
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