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Acentos inconfundiblemente cántabros

El Concurso Internacional de Piano de Santander, que hoy inicia una nueva edición, celebra este año su vigésimo aniversario. Han pasado 20 años y de él han surgido espléndidas iniciativas, como la Escuela Superior de Música Reina Sofía. Su fundadora y presidenta, Paloma O'Shea, escribe sobre el pasado, lo que han significado estos años, pero con la vista puesta en el futuro, con ilusión y esperanza: "Estamos aquí. Continuamos. Como ayer, como hoy, como mañana, dispuestos a musicalizar la cultura de la región y de España", dice en este artículo.

Escribió Gerardo Diego con belleza acerca de Santander. Para él, era su cuna y su palabra. Para mí, que no rimo versos, sino compases, que no acarreo sílabas, sino notas, Santander es mi música. Y si no fue mi cuna originaria, sí es mi naturaleza elegida. Cuando llegué aquí, para el asombro de mi primera visión de la bahía, había recibido órdenes menores de la música en mi Bilbao natal y mayores en la Francia vecina. Sabía, con ese conocimiento misterioso que tenemos de las cosas que han de ser, que un día u otro Santander me llevaría a la más completa dedicación musical. No para obtener aplausos, sino para elevar el tono y el estilo de la música en España desde mis propias posibilidades.Casi como una sorpresa me vi sumergida en los quehaceres del concurso, los cursos, los centros de investigación y, por fin, en mi proyecto más ilusionado: la Escuela Superior de Música Reina Sofía. Todos y cada uno de estos capítulos constituyen hoy realidades bastante logradas. Razón más que suficiente para celebrar el vigésimo aniversario del Concurso Internacional de Piano. De él nació todo. Bueno, de él y de los colaboradores de todas las horas: Manuel Valcárcel; Federico Sopeña, ausente para siempre en el que acaso era su empeño más querido; los grandes músicos que me escucharon, atendieron y estimularon -Rostropóvich, Larrocha, Mehta, Marescotti-; los generosos colaboradores que aprestaron esfuerzo o subvención; quienes trabajaron con constancia en Madrid, Barcelona, Santander o Nueva York en pro del concurso de Santander y la Fundación Albéniz; las autoridades regionales y nacionales; las instituciones, y los que suelo denominar mis pianistas. Son muchos ya por el mundo cosechando aplausos y premios, evocando unas semanas de felicidad y trabajo en esta nuestra Cantabria incomparable. Por si fuera poco, los medios de comunicación, a los que agradezco sinceramente su atención, sus comentarios, sus elogios, sus críticas o su mero testimonio.

Llegamos al undécimo concurso y vigésimo aniversario del concurso para aportar a tanta voz como suena en el año ya mítico de 1992 acentos inconfundiblemente cántabros. Miramos hacia América, de la que recibimos artistas y a la que dedicamos una atención que creo útil para el mejor conocimiento de su realidad musical histórica y presente. Por eso hemos preparado un librillo, ligero de peso, fuerte de contenido, agraciado por los trazos geniales de Ramón Gaya, pintor levantino especialmente ligado a la música.

Esperanza

En suma, estamos aquí. Continuamos. Como ayer, como hoy, como mañana, dispuestos a musicalizar la cultura de la región y de España desde unos empeños que antes que emulados quisiéramos ver multiplicados en este tramo crítico de nuestro país que debemos enfocar con esperanza. Esto es, haciendo cada cual lo que tiene que hacer.

Este año celebramos el concurso, por vez primera, en el Palacio de Festivales, obra del genial Sáenz de Oiza; en 1995, cuando se celebre el duódécimo concurso, estará en pie la Escuela Reina Sofía, proyectada por Ricardo Bofill para Madrid. Y estoy segura de que otras muchas ideas serán para entonces hechos evidentes. Para el concurso de Santander, alma máter del ya amplio conjunto de nuestras actividades, va siempre mi cariño con connotaciones de singular emotividad.

Paloma O'Shea es fundadora y presidenta del Concurso Internacional de Piano Paloma O'Shea, presidenta de la Fundación lsaac Albéniz y fundadora de la Escuela Superior de Música Reina Sofía.

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