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La pirámide invertida

Alarma entre los demógrafos por el envejecimiento de la población que registra el censo

Carlos Romero, madrileño de 83 años, vive solo en un pequeño piso de la zona de Chamberí, en la capital de España. Como otros 20 millones de españoles, rellenó en 1991 el cuestionario del último censo de población, cuyos datos definitivos acaban de hacerse públicos. Puede considerarse como un paradigma de la España que envejece y de una población -la cifra oficial es de 38.872.268 de habitantes- que se concentra cada vez más en las grandes ciudades y en la periferia del sur. "Se trata de un hecho esperado y normal", dicen los demógrafos. Pero a la vez muestran la alarma por el hecho de que desde el anterior censo (1981) la población tan sólo haya crecido un 3,16%, es decir, 1.189.913 personas.

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Los estadísticos y los sociólogos comenzarán a partir de ahora, y en la medida que vayan analizando los resultados parciales del censo, a adjudicar las repercusiones concretas en indicadores socioeconómicos como la renta per cápita, actividad, ocupación, paro, esperanza de vida. Tanto estos parámetros como la utilización del censo para las listas electorales no van a tener repercusiones tan espectaculares como se dijo al conocer los resultados provisionales, que señalaban que más de medio millón de españoles había quedado sin censar. Pese a la campaña en contra de que los ciudadanos dieran ciertos datos sobre sus viviendas al censo, y pese a las críticas a la fiabilidad, todos los sociólogos consultados estiman que es un censo riguroso.La población española envejece progresivamente (los mayores de 65 años son ya el 15% de la población, y llevan camino de alcanzar al 20% de población, que son los menores de 15 años).

"Debido a mi dolencia de próstata tengo que cambiarme de sonda cada poco tiempo y desplazarme a un centro hospitalario, pero me siento indebidamente asistido", dice el octogenario Romero.

Ante ejemplos como éste, que se puede generalizar, los demógrafos y planificadores sanitarios aconsejan que se tomen medidas inmediata! para atender a una población que requiere cada vez más cuidados.

Saldo vegetativo

El sociólogo Juan Diez Nicolás, que ha estudiado todos los censos que se han realizado hasta ahora en España, dice que el envejecimiento de la población no es en sí mismo un hecho negativo, "pero es nuevo y hay que partir de planteamientos innovadores para estructurar socialmente las nuevas tendencias de población". "España se ha convertido, junto con Italia, en el país de tasa de fecundidad más baja del mundo. Ésta alcanza 1,3 hijos por mujer, cuando el umbral de reemplazo generacional se sitúa en 2,1 hijos por mujer".El descenso del saldo vegetativo (diferencia entre la cifra de fallecidos y nacidos) es para José Aranda, director general de Estadísticas Demográficas y Sociales, la clave de la fuerte desaceleración del crecimiento de la población desde finales de los años setenta. Lejos quedan los censos de 1970 y 1981, con índices de crecimiento de un 10,61% y un 10,69%, respectivamente, frente al 3,1% del censo de 1991.

La Comunidad de Madrid ha registrado un aumento de 260.660 personas (un 5,56%); sin embargo, la capital ha seguido su proceso descendente, ya que ha disminuido su población en 148.326 personas. La comunidad catalana ha aumentado 103.080 personas; sin embargo, Barcelona ha disminuido en 109.085 personas. Pese a ello, las provincias de Madrid y Barcelona continúan siendo las de mayor población, pues concentran casi al 25% de la población española. Las 10 provincias mayores -incluidas Madrid y Barcelona- suponen el 52,01% de la población total.

Los resultados del censo muestran también los movimientos de población, por una parte, del campo hacia las ciudades y, por otra, del norte y del centro hacia la periferia, preferentemente del sur y de levante, salvo alguna excepción. Carlos Llés, sociólogo que investiga desde hace años las formas de vida en una gran ciudad como la capital de España, señala que han perdido peso las grandes ciudades como Madrid y Barcelona. "La gente va a capitales de provincia que no corresponden a las áreas metropolitanas. Aumentan su peso las ciudades medias porque la calidad de vida en estas últimas es mucho más alta que en las grandes áreas metropolitanas".

Llés cita como principales causas del abandono de las grandes ciudades "el malestar urbano", derivado del mal funcionamiento de los servicios, la sanidad, el transporte... "Se quiebra, por otra parte", señala, "el concepto de seguridad debido a drogas, terrorismo, robos, etcétera". Una de las soluciones a esta fuga del centro de las ciudades sería, en opinión de Llés, facilitar viviendas en el centro a las parejas jóvenes, que ahora no tienen más remedio que marcharse a la primera o segunda coronas urbanas.

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