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EXPO SEVILLA 92

Tres versiones

Patxi Irigoyen, director de la productora El Silencio, entidad que se ha encargado del trabajo de adquisición y posterior conjunción del enorme material disperso de El Quijote que Orson Welles rodó a lo largo de muchos años y muchos lugares, afirma que el coste de la reconstrucción de la película alcanzó los 300 millones de pesetas, una buena parte -aproximadamente un tercio- de los cuales están ya amortizados por las contribuciones del Instituto de la Cinematografía y la Expo.Se han hecho tres versiones de El Quijote wellesiano: una doblada al castellano, que es la que se presentó el pasado domingo en Sevilla; otra doblada al inglés, y una tercera que tiene como banda sonora la locución original que el propio Welles hizo personalmente, en forma de monólogo a varias voces, de los diálogos de los cuatro personajes con palabra en la pantalla: Sancho, Don Quijote, Cervantes y él mismo.

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Esta locución grabada por Welles -que tiene una duración de 63 minutos, dentro de una ordenación del material visual, que alcanza un metraje de 116- ha sido la pieza básica para la reconstrucción, por un equipo de técnicos dirigido por el cineasta español Jess Franco, de una película que se realizó a trancas y barrancas, con enormes interrupciones, sin la menor grabación directa de sonido -ni siquiera referencial-, sin guión completo, con cambios e improvisaciones constantes y sin otra vertebración que esa aludida palabra grabada del cineasta.

Es esta última la versión del filme probablemente más importante en sentido histórico y la que sin duda reclamarán prácticamente todas las cinematecas del mundo, pues se trata de una versión que carece de viabilidad comercial, pero que es la que contiene con mayor pureza la condición de reliquia testamentaria de Orson Welles que lleva dentro esta obra inacabada y probablemente inacabable.

Una secuencia del filme, premontada por Welles en Roma, no ha podido ser incluida en la película por encontrarse en posesión, sujeta a discusiones legales, del montador italiano Mauro Bonanni. Esta secuencia es muy importante para el conjunto de la recomposición del filme, pues narra la embestida de Don Quijote contra una pantalla de cine, imagen que preludia la parte final de las tres versiones ahora realizadas. La productora de estas versiones tiene intención, dice Irigoyen, de recuperar esa secuencia e incluirla en el conjunto del filme.

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