Una sinfonía para luchar contra el sida
Los acontecimientos políticos y sociales han sido a lo largo de la historia fuente de inspiración para los artistas. La plaga del sida ha entrado, desde hace varios años, a formar parte de los temas de inspiración de los actuales artistas y la música, en este caso, no se ha quedado al margen. El 15 de marzo de 1990 la Orquesta Sinfónica de Chicago, bajo a dirección de Daniel Barenboim, estrenó la Sinfonía número 1 de John Corigliano (Nueva York, 1938), obra que el compositor estadounidense había escrito por encargo del conjunto sinfónico de Chicago con motivo del centenario de su fundación. Corigliano no desaprovechó la ocasión y, ciñéndose al encargo de hacer una obra para gran orquesta sinfónica, decidió homenajear con ella a todos sus amigos que habían muerto víctimas del sida."Muchos de mis amigos y colegas han muerto a causa del sida y justo antes de empezar a componer la obra murió por la misma causa uno de mis amigos íntimos", explicó ayer Corigliano en la Residencia de Estudiantes. "Éste fue el detonante para que decidiera finalmente que la obra sería un homenaje a todos aquellos a los que había conocido y que habían muerto por esta terrible plaga".
Dedicado a los amigos
De los cuatro movimientos de los que consta la obra, de unos 40 minutos de duración, tres están dedicados a otros tantos amigos de Corigliano y el tercero le sirve a la vez para, a modo de collage, recordar a otros muchos, cuyos nombres y profesiones están indicados en la partitura, "para que el director de orquesta sepa en cada momento que esos compases están escritos en memoria de una persona determinada", precisó. El cuarto y último movimiento de la obra es un resumen, en poco más de cuatro minutos, de los principales temas aparecidos en la obra.
La Sinfonía número 1 de Corigliano, que fue grabada en directo en la sesión de estreno en Chicago, ha sido interpretada hasta el momento por 15 orquestas estadounidenses y, según explicó ayer el compositor, en los próximos dos años "casi todas las orquestas de Estados Unidos la interpretarán". El disco que el año pasado se editó con la grabación que se hizo el día del estreno ha sido el tercer disco de música clásica más vendido de Estados Unidos. Corigliano confía que su obra también sirva en Europa como "arma de concienciación de un problema tan grave como el sida".
John Corigliano, compositor muy poco conocido en Europa, ha adquirido una notable popularidad en EE UU por esta obra y por la ópera Los fantasmas de Versalles, estrenada el pasado mes de diciembre en el Metropolitan de Nueva York.
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