"Israel escogerá el lugar, el momento y los medios para vengar a sus muertos", dice Levy
Las dos primeras víctimas del ataque contra la Embajada israelí en Buenos Aires, que provocó 28 muertos, fueron enterradas ayer en Israel. Los funerales de otros dos diplomáticos israelíes se celebrarán la próxima semana. "Tendemos ¡a mano a quiénes quieran hacer la paz con Israel, pero a los que estén poseídos por la ira les declaramos una guerra sin cuartel. Nuestros representantes diplomáticos en el extranjero son combatientes sin armas. Israel escogerá el lugar, el momento y los medios para vengar a nuestros muertos", dijo ayer el ministro israelí de Exteriores, David Levy.
Jerusalén ha quedado atónito ante la decisión del Gobierno de Beirut de dirigirse a Washington para que Estados Unidos impida las represalias israelíes contra Hezbolá (Partido de Dios) en Líbano. Un alto funcionario del Ministerio de Defensa indicó: "Si el Gobierno libanés quiere evitar desgracias en Líbano dispone de un medio más directo y más sencillo: desarmar y disolver todas las bandas armadas privadas que actúan en su territorio, empezando primero por Hezbolá y otros extremistas islámicos".El citado funcionario añadió: "Es imposible cerrar los ojos al terrorismo antiisraelí que actúa desde sus bases en Líbano y esperar al mismo tiempo paz y tranquilidad".
El horror de Buenos Aires y la matanza en el corazón de Tel Aviv-Jaffa, ocurrida el mismo día, han provocado una tensión sin precedentes entre israelíes y palestinos. Al sur de Tel Aviv, en Holon y en el barrio de Jaffa, los obreros palestinos, temiendo lo peor, no acudieron al trabajo.
Incluso los ciudadanos árabes de Israel se sienten incómodos ante las miradas desafiantes, cuando no llenas de odio, que se les dirigen.
El ministro de Defensa, Moshe Arens, ordenó el cierre del territorio de Gaza a partir de la madrugada de hoy. Ningún palestino podrá salir de la zona y los casi 150.000 trabajadores palestinos que cada día van a trabajar a Israel han sido reducidos al paro. El cierre de Gaza tiene un doble objetivo: evitar nuevos atentados mortales contra los judíos y reducir los posibles estallidos de violencia antipalestina. Esto no ha impedido que un grupo de extremistas judíos de derechas entrasen en la población de Tira, cerca del asentamiento judío Ariel, en la Cisjordania ocupada, y saquease la mezquita. "El islam nos hace la guerra. Hay que responder ojo por ojo y diente por diente", afirma un dirigente de Kach, movimiento fundado por el rabino racista Meir Kahane.
Estos últimos días, el lanzamiento de piedras y bombas incendiarias contra coches y autobuses israelíes en los territorios ocupados se ha intensificado. Los soldados también disparan con más ligereza. Cuatro palestinos han muerto en el curso de los tres últimos días. Una nueva ley acaba de ser votada en la Kneset (Parlamento), pero las fuerzas de seguridad de Israel podrán, sin embargo, disparar contra palestinos sospechosos sin ser estorbados por artículos demasiado draconianos.
El Oeste americano de los años 1870-80 se ha instalado en Israel. Casi por todas partes los palestinos están mezclados con los israelíes en las fábricas y en las obras de construcción. Reparan las carreteras y los coches de los isrelíes.
Esta íntima imbricación de los dos pueblos provoca una tensión permanente; una interdependencia creciente, junto a una hostilidad recíproca. Mezcla explosiva, que provoca un clima de guerra civil larvado.
En este contexto, el congelamiento de la colonización israelí, exigido por Estados Unidos y reclamado desde hace tiempo por palestinos y árabes, va mucho más allá del problema de las garantías bancarias deseadas por Israel. La intensificación de la colonización judía que persigue el primer ministro Isaac Shamir creará pronto -en tres o cuatro años- una interpenetración tal de las poblaciones israelí y palestina que todo proyecto de paz basado en una eventual partición del país entre los dos pueblos será impracticable. Y la guerra civil ya no será larvada. Estallará a plena luz del día.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.