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El congreso mundial de parques concluye con un episodio más del conflicto Norte-Sur

La idea de que los países en vías de desarrollo son propietarios de la riqueza biológica que queda en el mundo y deben ser recompensados por mantenerla ha dominado el Congreso Mundial de Parques Nacionales y Areas Protegidas, que se celebra en Caracas y que concluye hoy. Marcado por la inminente Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro y por tener lugar en Latinoamérica, el congreso, que se convoca cada 10 años, se parece muy poco a los tres anteriores, y se ha convertido en un escenario más de la polémica Norte-Sur.

"Éste no es mi congreso", se han quejado algunos de los directores y técnicos de parques nacionales que han acudido a Caracas. Junto a ellos están consultores en temas medioambientales, organizaciones no gubernamentales (ONG), ecologistas y defensores de los indígenas, hasta sumar 1.700 participantes de 100 países, entre ellos unos 30 españoles. "Es el congreso más numeroso de la historia y se recordará como la transición hacia una visión más global del problema de la conservación", ha declarado a este periódico Martin Holdgate, el científico y político británico que dirige la Unión Mundial para la Conservación (UICN), organizadora de la reunión.Otros participantes se quejan de que los verdaderos problemas relacionados con la conservación de áreas naturales valiosas, como la pobreza y la apertura de los mercados de los países ricos a los países en vías de desarrollo, son olvidados. Especialmente criticada ha sido la ausencia de los indios que viven en muchos parques nacionales latinoamericanos y que sí han estado presentes en un foro paralelo celebrado en la universidad.

Ecosistema tropical

La presencia de numerosos participantes latinoamericanos ha estimulado la conciencia de que el ecosistema tropical de este continente alberga la mayor y menos conocida riqueza biológica o biodiversidad del mundo, con 180.000 especies de plantas, cuatro veces el número de las que existen en África. Sólo en Los Llanos venezolanos, la región central del país, la riqueza en aves supera a la de toda Europa.

Conservar esta riqueza sacando provecho de ella es el reto que aborda el congreso. Y la conclusión de los latinoamericanos es clara: "Necesitamos ayuda". Con sólo el 5,3% de la población mundial y el 13,7% de la superficie terrestre, Latinoamérica custodia a un coste muy elevado el 25,4% de las tierras protegidas del planeta, ha señalado Pedro Cunill, experto venezolano en demografía, en una sesión dedicada a este continente, que se caracterizó por la ausencia de representantes de los países desarrollados, con el consiguiente enfado.

Sin embargo, los datos indican que Latinoamérica está recibiendo una cantidad creciente de fondos de países ricos para proyectos de conservación por diversas vías (ayuda bilateral, Banco Mundial y ONG). Pero, como ha señalado un experto, estos donantes no son tales, sino inversionistas que esperan beneficios de su aportación en el futuro.

Enrique Colmenares, ministro de Ambiente venezolano, ha rechazado cualquier tipo de cambio de territorio por la reducción de deuda externa y ha señalado que el 52% del territorio, incluyendo todo el Amazonas venezolano, está protegido legalmente, lo que supone un gran esfuerzo. La entrada en vigor en abril de la Ley Penal del Ambiente pretende ser el instrumento para garantizar esta protección. Preocupa especialmente en Venezuela la invasión de garimpeiros o buscadores de oro procedentes de Brasil, que utilizan mercurio para extraer el mineral de los lechos de los ríos.

Otro tema polémico es la repatriación de los resultados de investigaciones científicas sobre recursos naturales en la zona tropical. "Muchas veces se sabe más fuera que dentro de los propios países", ha reconocido Geoffrey Barnard, de la organización norteamericana Nature Conservancy. Los expertos proponen que todo programa de investigación esté obligado a dejar copia de los resultados en manos de las autoridades del país para su posible explotación comercial o utilización en la planificación.

Oportunidad perdida por España

La treintena de técnicos españoles que han asistido al Congreso Mundial de Parques Nacionales y Áreas Protegidas acudió a la capital venezolana en busca de intercambio de ideas sobre la gestión de los espacios protegidos, pero ahora creen, en general, que la reunión ha sido demasiado grande y compleja. Procedentes de las Administraciones central y autonómica y de la Universidad, han asistido a título individual y han echado en falta una coordinación que diera entidad a su participación, al estilo de la que tienen otros países poderosos en la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), como Australia y EE UU, a través de sus comités nacionales.Antonio Machado, especialista canario en política ambiental y consejero por la UICN por Europa, cree que España ha perdido una gran oportunidad para estar presente institucionalmente en un foro de gran repercusión en Latinoamérica.

Tampoco han figurado españoles entre los ponentes de las sesiones plenarias, criticadas, por otra parte, por su escaso nivel técnico. En general, los especialistas españoles consideran que la cooperación internacional de España con Latinoamérica tiene en el medio ambiente un terreno apenas aprovechado que resultaría muy fructífero. Todo ello en una ciudad como Caracas, representativa del dilema entre conservación y desarrollo, y donde el cólera ha aparecido en la capital de la mano de las deficiencias en el servicio de agua y de la existencia de un cinturón de miseria cuyos habitantes también carecen de agua.

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