Se abre en Madrid una exposición sobre el mundo micénico
La exposición El mundo micénico, que se abrió el jueves en el Museo Arqueológico, se presenta con un marchamo alla europea, muy a lo 1992. Subtitulada Cinco siglos de la primera civilización europea (1600-1100 a. C. ), dice constituir la participación de Grecia al programa Madrid Capital de Cultura 1992. La muestra ha sido patrocinada por el Centro Nacional de Exposiciones del MinIsterio de Cultura., que defiende ese carácter europeo por la "presencia micénica en Europa" (hay piezas de Sicilia y Chipre, que no se exhibieron en anteriores presentaciones en Berlín y Atenas) y lo apostillan con "los recientes hallazgos de cerámica micénica en Montoro (Córdoba)".La muestra consta de dos grandes bloques. En el primero se abarca la expansión geográfica de la civilización micénica, apoyándose en objetos representativos que pueden demostrar tanto la amplitud de esa expansión como las características de cada una de sus zonas. El segundo bloque, compuesto de vitrinas murales, relata la génesis de lo micénico y sus diversos aspectos: pintura, escultura, religión, rituales funerarios, etcétera; asimismo se presentan las relaciones que Micenas mantuvo con el resto del Mediterráneo, Europa central, Egipto y Oriente.
Tablillas
La civilización micénica recibe ese, nombre por los descubrimientos que en las ruinas de esa ciudad argólida realizó en 1876 el arqueólogo alemán Schliemann, padre de Troya y responsable en buena medida de la idea y los mitos modernos sobre la Grecia clásica. En 1952, su colega británico Michael Ventris descifró unas tablillas en griego arcaico en Knosos (Creta, principal base de la expansión micénica) que aportaron decisiva información sobre el nacimiento de la escritura en una civilización que hasta entonces carecía de ella.Homero, que vivió cinco siglos después de quienes escribieron esas tablillas, llamó "áurea" a Micenas, y no en vano el griego clásico adoptó el término micénico para significar "oro", jrisós. Micénicos fueron Agamenón, Clitemnestra y Egisto, entre otros. Sin embargo, no se han descubierto tablillas bélicas, ni tampoco amorosas: era ciudad muy jirisófora, traedora y llevadora de oro (que sacaban de Egipto) y, por extensión, de marfil, plata, plomo, lapislázuli, ámbar, estaño (que venía de Asia Menor y de la Península Ibérica), bronce (de Chipre) y todo cuanto pudiera comercializarse por esos mares.
El comisario es José Luis Melena, catedrático de Filología Griega de la Universidad del País Vasco y secretario del Comité Internacional de Estudios Micénicos, que explicó: "Micenas explica el milagro griego". Por parte griega, la responsable es la subdirectora del Museo Arqueológico Nacional de Atenas, Elcaterini Dimakópulu-Papantoniú.
Babelia
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