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LA URSS SE DESINTEGRA

Y la vida dijo

El arquitecto de la 'perestroika', un hombre de principios

Pilar Bonet

Mijaíl Gorbachov, el hombre que intentó hacer posible el socialismo con rostro humano en el Estado soviético, ha sido víctima de una de sus expresiones favoritas: 'La vida dirá". El presidente de la URSS solía repetir a menudo esta muletilla, ya fuera en la tribuna de oradores de¡ Parlamento o en los pasillos del Kremlin. Era un comodín que encajaba bien en múltiples ocasiones y que evitaba la polémica frontal y encarnizada, ajena al temperamento conciliador y tendente al compromiso de Gorbachov. Con esta frase, el presidente parecía remitirse al veredicto de un supremo tribunal ajeno a las pasiones del momento político.

Gorbachov tiene ya un puesto asegurado en la historia. La vida, sin embargo, le impone hoy una dolorosa renuncia al hijo y nieto de campesinos que hiciera carrera en la jerarquía del Koinsomol duventudes comunistas) primero y en el PCUS después, hasta alcanzar el máximo puesto en la dirección de una superpotencia.Nacido en la aldea de Privólnoye (en la provincia de Stávropol) en 1931, Gorbachov vivió el estalinismo en el destierro de su abuelo paterno a Siberia y el arresto y tortura de su abuelo. materno, Pantelel Gopkalo, un activista bolchevique que fundó el primer koljós del pueblo. Misha Gorbachov vivió varios meses bajo la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial. A los 15 años comenzó a trabajar en la estación de tractores como ayudante de conductor .de cosechadora. La condecoración que recibió en 1949 por su participación en la cosecha y su condición de miembro candidato del PCUS le sirvieron probablemente de aval para ingresar en la Facultad de Derecho de la Universidad Estatal de Moscú, adonde llegó en 1951.

Gorbachov fue uno de aquellos miles de estudiantes provincianos que vivían en residencias, tenían poco dinero y una sola muda de ropa decente. A finales del primer curso fue elegido jefe del Koinsomol en su grupo estudiantil. Participaba en mítines y en bailes, y en vacaciones trabajaba en el tractor en su pueblo natal. Un incidente, durante el cual defendió a un compañero de universidad judío, en pleno auge de la campaña antisemita desatada poco antes de la muerte de Stalin, indica que el joven Gorbachov era una persona de principios.

De vuelta a Stávropol

Al licenciarse en derecho en 1955, Gorbachov no consiguió, como hubiera querido, quedarse a residir en la capital. Por eso, aquel verano, en compañía de su esposa, Raisa, con quien había contraído matrimonio en 1953, volvió a su provincia de Stávropol. Allí residiría durante un periodo de 23 años, en el que comenzó como juez de instrucción y concluyó como primer secretario de la provincia.

Desde Stávropol, Gorbachov siguió el proceso de desestalinización emprendido por Nikita Jruschov. Incluso participó en él, cuando, como miembro de la delegación de Stávropol, asistió al XXI Congreso del PCUS que decidió sacar el cadáver de Stalin del mausoleo de la plaza Roja.

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En Stávropol, con la protección del primer secretario Fedor Kulakov, se gestó el compló contra Nikita Jruschov en 1964. Gorbachov por entonces tenía un cargo secundario, pero tal vez atisbó por primera vez la encarnizada lucha por el poder en la URSS.

Tras su traslado a Moscú, Kulakov se convirtió en el patrón de Gorbachov. En 1970, éste fue ascendido a primer secretario de la provincia. Tenía 39 años y un territorio equivalente a Austria bajo su mando. Formalmente, era uno más entre los 181 secretarios provinciales del PCUS. Sin embargo, poseía una gran ventaja sobre ellos. En sus dominios estaba la zona de balnearios y aguas medicinales de Mineralme Vodi. Allí iban a descansar los miembros de la nomenklatura soviética. En MineraInie Vodi, Gorbachov estrechó sus relaciones con el poderoso presidente del KGB, Yuri Andrópov, y le ayudó en una campaña contra la corrupción, que era también una ofensiva contra el entorno próximo de Leonid Breznev.

Fue precisamente en Mineralnie Vodi donde se celebró un encuentro histórico el 19 de septiembre de 1978. En un tren que iba de Moscú a Bakú viajaban Leonid Breznev y su ayudante, Konstantin Chernienko. En el andén estaba el primer secretario de la provincia, Mijaíl Gorbachov, y Yuri Andrópov, que estaba recuperándose a la sazón en la zona. Cuatro secretarios génerales del PCUS habían coincidido en un solo punto. Poco después, a la muerte de Kulakov, Gorbachov fue llamado a Moscú para dirigir el departamento de Agricultura en el Comité Central del PCUS.

La Agricultura de la URSS no notó el paso de Gorbachov por el Comité Central, aunque el funcionario patrocinó en 1982 el Programa Alimenticio de la URSS, un documento hoy prácticamente olvidado. Entre bastidores tenía lugar una enconada lucha política por el relevo generacional.

A la muerte de Breznev, en noviembre de 1982, Andrópov fue elegido secretario general del PCUS. Sin embargo, la precaria salud del nuevo líder le obligó prácticamente a permanecer internado desde octubre de 1983. A finales de aquel año, la gerontocracia comunista se las arregló para quitarle a Gorbachov la primera oportunidad de dirigir los destinos del Estado. Desde la clínica, Andrópov envió una nota pidiendo que el Comité central encargara la gestión del partido a Gorbachov. Los miembros del Comité Central jamás la recibieron. Andrópov se enfurecio, pero el mismo Gorbachov acudió a tranquilizarlo a la clínica.

Bajo el mandato de Konstantín Chernenko (febrero de 1984marzo de 1985), Gorbachov fue adquiriendo experiencia en política internacional y preparando la estructura que necesitaría en el futuro. De esa época data su viaje al Reino Unido, que le valió el espaldarazo de la entonces primera ministra británica, Margaret Thatcher.

El poder de un dictador

El 11 de marzo de 1985, un día después de la muerte de Chernenko, Gorbachov fue elegido secretario general del PCUS. Mucho más tarde, cuando el Partido Comunista de la URSS había dejado de existir a consecuencia del fallido golpe de Estado de agosto de 1991, Gorbachov explicó que su poder como secretario general del PCUS era superior al de cualquier dictador. Con sus más y sus menos, venía a decir Gorbachov, hubiera podido mantenerse en el poder durante varios lustros si no hubiera tenido la voluntad de realizar una reforma.

Uno de los capítulos más difíciles del paso de Gorbachov por el Kremlin han sido sus relaciones con el estamento militar y el Complejo Militar Industrial, el lobby más fuerte y más perjudicado de la economía soviética durante su mandato.

Gorbachov tenía poca experiencia castrense, pues, como estudiante, estuvo exento de la mili. Sin embargo, en 1978, al llegar a Moscú, Gorbachov recibió el título de coronel en la reserva. En 1990, durante el debate parlamentario que precedió a la elección de Dmitri Ustinov como ministro de Defensa, Gorbachov admitió que había tenido enfrentamientos con la jerarquía militar y que ésta le reprochaba su dureza. Gorbachov aprovechó el aterrizaje del piloto alemán Matías Rust en la plaza Roja en 1987 para realizar un relevo en la cúspide del Ministerio de Defensa, pero nunca cesó a los militaoviética fuerzas Armadas. "No somos unos aventureros. No permitira experemos que se altere el equilibrio estamos estratégico", le contestó Gorbachov de la por entonces.

La furia sucedió a la esperanza

Mijail Gorbachov tuvo que enfrentarse por primera vez a la furia y al descontento popular por el insoportable deterioro de su nivel de vida en septiembre de 1988, durante una gira por la vasta región siberiana de Krasnoyarsk.Aquel viaje marcó un hito en la comunicación entre el líder soviético y sus conciudadanos. Durante los primeros tres años de la perestroika, Gorbachov se desplazó mucho por el país y, en plena calle, gustaba de conversar con gente que aún tenía esperanza en el futuro.

En Krasnoyarsk, la esperanza se transformó en furia. Y eso fue lo que las cámaras de televisión trasmitieron a los telespectadores soviéticos. En la ciudad de Abakán, ante trabajadores que se quejaban de las condiciones de trabajo inhumanas y la falta de víveres en las tiendas, Gorbachov tuvo que defender la perestroika alegando que ésta no era un "huevo frito", que se prepara en un momento para el desayuno.

Gorbachov se prodigó menos en sus viajes durante los últimos años de su mandato presidencial. Procuró evitar los focos de conflicto, como las zonas mineras en plena huelga o los centros de virulenta tensión nacionalista, aunque acudió a Lituania en enero de 1990 y fue recibido allí como si se tratara del jefe de una potencia extranjera.

En 1989, en la fábrica Izhora, de Leningrado, el líder preguntó a un obrero si estaba dispuesto a trabajar para los capitalistas. "Si pagan bien, se puede trabajar para los capitalistas", contestó el interpelado. "Este es su punto de vista particular", le replicó Gorbachov. "Estoy seguro de que la clase obrera no renunciará al socialismo". Gorbachov prometió entonces que en los últimos dos o tres años no se incrementarían los precios ni se realizaría una reforma monetaria. En aquella ocasión el líder dijo que la práctica de elecciones presidenciales no le impresionaba. Explicó que la palabra presidente no acababa de estar de acuerdo con sus convicciones. "Me gusta más consejo o presidium, que incluyen a los presidentes de las repúblicas", dijo.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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