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"Regresaré a Haití"

Jean-Bertrand Aristide, el derrocado presidente, confía en una salida para su país tras el golpe de Estado

El derrocado presidente de Haití, Jean-Bertrand Aristide, ex sacerdote salesiano de 38 años, está convencido de que hay una salida para la situación qué atraviesa su país tras el golpe de Estado del pasado 30 de septiembre, "basta con que cada uno, tanto a nivel nacional como internacional, cumpla con su deber", aseguró en el curso de una entrevista. Aristide confía en regresar a su país un día no muy lejano.

En La Viñeta, la casa que el Gobierno de Venezuela ha puesto a su disposición con tratamiento de jefe de Estado, Aristide recibió al enviado de EL PAÍS. El ex presidente asegura que habrá amnistía para los militares y sólo el general Raoul Cedras y su grupo más próximo de golpistas tendrán que ir a la cárcel o salir del país. Durante la entrevista, Aristide se encontraba muy inquieto y alterado. Acababa de recibir de Haití la noticia del asesinato de un dirigente campesino con el que había hablado por teléfono Ja víspera.Para salir de la crisis, según Aristide, habría que "mantener el bloqueo como algo total e integral y que las negociaciones sean una realidad para que tengamos lo más pronto posible el nombramiento del primer ministro. Es imprescindible también la formación de un Gobierno de unidad con líderes de la oposición. Y habrá que elaborar un calendario para saber cuándo saldrán Cedrás y sus criminales del país, cuándo dar la amnistía a todo el Ejército, cuándo llegará la comisión civil de la OEA y cuándo llegaré yo a Haití".

Asegura el presidente en el exilio venezolano que "Cedras, responsable de la muerte de 1.500 personas, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y más de 2.000 personas asesinadas, según nuestras fuentes, es responsable de un crimen conta la humanidad. No entra en el ámbito de la democracia quedarse con un general criminal. No hay que hablar de venganza, sino de justicia y democracia. Esa gente tendrá que estar o en la cárcel o fuera del país. Al resto del Ejército, amnistía".

Errores humanos

No se muestra explícito Aristide a la hora de reconocer errores en sus siete meses de presidencia, "cada uno comete errores y es propio del ser humano cometer los, pero nosotros pensamos que en el campo político es mejor seguir la línea dialéctica de esos siete meses pasados para mirar el futuro".

A disgusto rememora Aristide el día del golpe, "cuando han matado a tanta gente y siguen las muertes es difícil contar lo que pasó en ese momento. Un día antes, el 29 de septiembre, empezaron a tirar sobre mi residencia. Había 700 soldados en el palacio, que habrían podido responder con las armas, pero me negué a responder a esa provocación. No di la orden de contestar y salí con las manos arriba, para pedir paz a los soldados de Cedras".

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Pesa sobre Aristide la acusación de haber dado la orden de matar en la cárcel al duvalierista Roger Lafontant y que sus partidarios lincharon al político democristiano Sylvio Claude, a quien aplicaron el suplicio conocido en Haití como pere leblum, consistente en colocar al cuello de la víctima un neumático rociado de gasolina al que pegan fuego. Aristide lo niega rotundo: "Lafontant murió el mismo día que Sylvio Claude, y esas muertes fueron el resultado de un plan de los golpistas, que forman parte de un Ejército que tiene tradición de mentir para esconder la realidad y desorientar a la opinión internacional. Durante siete meses no pararon de hablar de pere leblum. Jamás, jamás, y'lo repito, jamás hubo un solo caso de víctima de pere leblum durante los siete meses que gobernamos el país".

Se siente seguro Aristide de su regreso a Haití: "No cabe duda de que regresaré a Haití. No sé el día, pero sé que estamos en el camino a través de las negociaciones que estamos llevando a cabo. Basta que cada uno desempeñe su papel. La OEA tiene que caminar más rápidamente".

Sobre los Estados Unidos, Aristide cree que "forma parte de la OEA y ya decidió en Santiago de Chile que no iba a quedarse indiferente ante un golpe de Estado en el hemisferio".

No cree Aristide que el. embargo contra Haití perjudique a los más pobres: "El embargo golpea, antes que nada, a los golpistas y a los que han invertido en el golpe, aquellos que no pudieron continuar con el narcotráfico y la corrupción durante mi mandato".

"La trascendencia no me salvó la vida"

Aristide tiene una explicación que va más allá de lo natural para contar por qué no le mataron los golpistas. "Hay una trascendencia que uno no puede describir sin dejar aparte la dimensión que va más allá de la racionalidad. No fue sólo una vez. Cuando se trata de un caso, es todavía una ley científica, pero cuando se trata de nueve casos de pasar sobre la muerte y seguir vivo hay una dimensión que no puedo describir con mi racionalidad".El derrocado presidente añade que "está la muerte que llega con las armas, con el fuego. El 23 de agosto de 1987 quemaron el carro donde estaba sentado con los demás sacerdotes y salí vivo de eso. No es algo que uno puede pensar que fue simple casualidad. Tampoco milagro, pero tampoco casualidad. El 11 de septiembre de 1988 mataron a más de 50 personas en la capilla donde estaba diciendo misa y luego quemaron la iglesia. Uno no va a pensar que fue simple casualidad. A mi parecer, no es necesario buscar las razones en una racionalidad, ni en el juego del milagro".

Se resiste Aristide a afirmar que haya una predestinación que le haya salvado la vida en tantas ocasiones: "Me da miedo utilizar la palabra predestinación, porque no sé cómo pueden interpretarla. Alguno podría pensar que yo me meto en la cabeza que soy un ser divino, cuando no lo pienso. Una persona que está frente a un león puede tener la capacidad de neutralizar al león, mientras otra persona no lo puede hacer porque hay el encuentro de dos fuerzas que se enfrentan. La fuerza del amor, de la justicia, de la paz, cuando están en la persona, esa persona es capaz de enfrentar a otras personas que son la cristalización de las fuerzas del mal del odio de la violencia".

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