Bultos
Oí en la SER que unos laboratorios de Barcelona podrán en breve predecir el futuro clínico de una persona a través del análisis de sus genes. O sea, que al nacer te extraerán un gen, lo estudiarán y decidirán que a los 30 te saldrá un bulto en el sobaco o que a los 40 se te romperá el corazón de un infartazo. De ese modo, a los recién nacidos se les podrá inscribir en la frente, junto al número del carné de identidad, la fecha de caducidad. El invento podría acelerar la reforma sanitaria, pues a todos aquellos que siguieran vivos después de haber caducado se les retiraría la cartilla de la Seguridad Social.Menos mal que esto no es posible, aunque lo digan unos señores con barba. Para que el análisis del gen fuera fiable debería analizarse también su subconsciente, del que no sabemos si nace o se hace. Lo que pasa es que como los ingenieros genéticos no creen en el subconsciente, no saben que un bulto puede ser. una metáfora de un conflicto interior, de un nudo de pasiones cuya evolución es imposible detectar destripando un cromosoma. Otra cosa sería si de esos análisis se pudiera deducir que a los 40, por ejemplo, tras un desengaño sentimental, el sujeto del gen analizado se daría a la bebida o al bolero o ingresaría en el PSOE, donde padecería a su vez una crisis de identidad que le rompería el corazón. Ahí sí, ahí podríamos decir que ese sujeto sufriría un infarto en torno a los 40. Y tampoco, porque cada subconsciente es un mundo. Por ejemplo, hay quien ingresa en el PSOE y, en lugar de salirle un tumor, engorda.
O sea, que no es posible porque, además, sería insoportable conocer de antemano el rosario de bultos que constituye la existencia. A no ser que el estudio de los genes pudiera revelar también la cantidad de verdad que es capaz de metabolizar una conciencia.
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