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Tribuna:CONFERENCIA SOBRE ORIENTE PRÓXIMO
Tribuna
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La paz vencerá

Esta segunda sesión es de hecho la primera, tanto por el fondo como por la forma, ya que estará consagrada a examinar la raíz del problema que originó el conflicto de Oriente Próximo: el fin de la ocupación a cambio de la paz o, según los términos del presidente Bush, tierra a cambio de paz. Durante la sesión de apertura de la Conferencia de Paz sobre Oriente Próximo que tuvo lugar en Madrid, cada una de las partes describió la situación tal y como ella la concebía y propuso sus soluciones. No me sorprendieron los términos del discurso de Sharnir en el que rechazaba la iniciativa del presidente Bush, del mismo modo que tampoco era sorprendente que los países árabes se apoyaran en la legalidad interna.cional y en las resoluciones del Consejo General de la ONU, punto de partida de la iniciativa de paz.La primera sesión de las negociaciones bilaterales, que tuvo lugar tras la apertura de la conferencia de paz, fue, de hecho, una sutil etapa táctica cuyo objetivo era ponerse de acuerdo sobre la necesidad de proseguir el proceso de paz y evitar a toda costa un punto muerto. Las delegaciones se separaron tras llegar a un acuerdo sobre un único punto fundamental: volverse a encontrar tras un breve paréntesis consagrado a la preparación de los documentos relacionados con las cuestiones de fondo del conflicto y en primer lugar sobre la etapa interina en lo que respecta a los territorios palestinos.

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Trece años después.

EE UU, de acuerdo con su copatrocinador, la URSS, ha fijado la fecha y el lugar de la segunda sesión de las negociaciones bilaterales, del mismo modo que lo hicieron en la primera. Se fija con ello un importante precedente. Cada vez que, durante las negociaciones, aparezcan divergencias o se llegue a la imposibilidad de encontrar un terreno de entendimiento sobre un determinado asunto, los dos padrinos intervendrán para proponer a los negociadores soluciones que éstos estarán obligados a tener en consideración.

Esto va a permitir que EE UU amplíe su campo de maniobra. Al tomar sólamente en cuenta los denominadores comunes, hará prevalecer las propuestas americanas, generalmente equilibradas. En su discurso de apertura de la Conferencia de Madrid, Bush precisó muy claramente cuáles eran los objetivos de la primera etapa de las negociaciones: dar la autonomía a los palestinos de CisJordania y Gaza y fijar la fecha del comienzo de esta etapa, que deberá ser en noviembre de 1992. En consecuencia, a lo largo de la segunda sesión de las negociaciones bilaterales, las partes deberán exponer su punto de vista sobre el sentido que para ella tiene dicha autonomía, es decir, la descripción de la etapa, los derechos de los palestinos y sus prerrogativas.

Es natural que las discusiones giren alrededor del punto fuerte de la iniciativa de Bush: la aplicación de las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de la ONU. Y ello porque el examen de las modalidades de transferencia de autoridad a los palestinos ocupados está, por una parte, ligado al cese de la ocupación militar al que seguirá el reconocinúento de la soberanía total de los palestinos sobre sus tierras- y, por otra, al fin de la ocupación por Israel de los territorios árabes de Jordania, Líbano y Siria, y finalmente a la firma de tratados. mutuos de paz y seguridad.

Esta negociaciones serán dificiles a causa de la negativa de Sharrtir y de su Gobierno no sólo a retirarse de los territorios ocupados, sino incluso a comprometerse a retirarse. Sin embargo, la flexibilidad de que han dado muestras las delegaciones árabes, sobre todo la palestina, su adhesión a las resoluciones de la ONU, así como su aceptación a la iniciativa de Bush, dotarán a EE UU y a la URSS de un abanico más amplio para someter a consideración propuestas que progresivamente se transformarán en hechos.

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Y es que la propuesta refleja la voluntad de la comunidad internacional y encama la aplicación del nuevo orden mundial que debutó con el fin de la guerra fría y en el que las relaciones internacionales están gobernadas por relaciones de fuerza económicas y políticas y no militares.

1 OLos palestinos se comprometerán en hacer todo el esfuerzo necesario para que las gestiones americanas, que se apoyan en la legalidad internacional, lleguen a buen fin, y se declararán dispuestos a responder a todo lo que sea necesario para garantizar la paz de la región, aunque siempre estarán profundamente comprometidos con un derecho fundamental, ese del que disfruta el resto de los pueblos del mundo: el derecho a la autodeterminación.

Los palestinos están convencidos de que esos esfuerzos se verán coronados por el éxito, puesto que, a pesar de las inevitables dificultades que aparecerán en una u otra fase del proceso, su actitud constructiva encontrará respuesta en ciertas corrientes de la sociedad israelí que desapruban la política de Shamir e incluso la contestan radicalmente. Esas corrientes no comprenden sólo al Partido Laborista, sino también a importantes sectores del Likud, conscientes de que la política de Shamir no sirve a los intereses del pueblo israelí.

La corriente pacifista obtendrá la victoría en Oriente Próximo.

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