El Grupo de Río no tolerará la legitimación del golpe militar en Haití
Los 11 presidentes latinoamericanos del denominado Grupo de Río, reunidos en Cartagena de Indias (Colombia), no tolerarán una legitimación del derrocamiento del jefe del Estado de Haití Jean-Batiste Aristide, con la farsa de una convocatoria electoral para la presidencia del país en enero próximo. Así lo pretende el régimen golpista instalado en Puerto Príncipe.
Ésta es la única resolución hasta ahora consensuada en la cumbre de Cartagena de Indias que, aunque se inició informalmente ayer con la llegada de prácticamente todos los presidentes, se desarrollará a modo de sesiones de trabajo entre hoy y mañana en esta localidad del Caribe continental.La cumbre, la más importante que se celebra en América Latina tras la reunión iberoamericana de Guadalajara, está centrada en la situación interna de dos países antillanos, Haití y Cuba, si bien los presidentes, que ayer aprovecharon la jornada para encontrarse amistosamente y mantener encuentros bilaterales, tienen una amplia agenda de trabajo en la que figuran, no sólo asuntos relacionados con la política de interacción latinoamericana, sino también otros como el narcotráfico.
El Grupo de Río, integrado por México y todos los países suramericanos, ha invitado a Cartagena en calidad de observadores a los máximos responsables de Costa Rica y Jamaica en representación de Centroamérica y el Caribe, respectivamente, así como al presidente de la Organización de Estados Americanos (OEA), Joáo Baena. Precisamente ha sido éste quien, coincidiendo con la reunión preparatoria de cancilleres, dijo ayer que, si el régimen actual de Puerto Príncipe convoca elecciones el 5 de enero, tal como anunciaron sus dirigentes hace días, "va a perjudicar a todos los esfuerzos que se están llevando a cabo para encontrar una solución".
La intolerancia de los golpistas haitianos, que ya la semana pasada hicieron fracasar un intento de conciliación, celebrado precisamente en Cartagena, ha convertido al Grupo de Río en una piña. La presión frente a Haití es tan fuerte que el canciller de Costa Rica, Bernd Niehaus, planteó ayer una reforma de la Carta de la OEA para hacer más efectivas las sanciones contra Haití e incluso llegó a proponer un bloqueo económico.
Sin embargo, la división en otros asuntos, con enfrentamientos y escollos bilaterales, es manifiesta. El rotativo colombiano El Tiempo ha saludado a los presidentes con un duro editorial en el que, tras reclamar democracia para Cuba, asegura que los latinoamericanos son muy dados a pregonar las maravillas de la integración y a ponderar las de la hermandad, pero poco propicios a traducir esas bellas intenciones en hechos concretos.
La cumbre incluye en su orden del día una declaración sobre Cuba que, hasta ayer, tenía divididos a los presidentes. Existe la voluntad de integrar a este país en la comunidad latinoamericana, sobre todo en estos momentos de grave penuria, pero a cambio de democracia real para unos o de gestos por parte de La Habana para otros.
"La reincorporación de Cuba al sistema interamericano pasa por el retorno a la democracia participativa, la libertad de prensa, la economía de mercado y el respeto a los derechos humanos", comentó el ministro de Exteriores argentino, Guido di Tella. Su declaración se produjo en un momento de desconcierto entre los países tolerantes con Castro a consecuencia de la ola represiva contra la oposición interior de la isla y que ha provocado el encarcelamiento por dos años de la portavoz de Concertación Democrática Cubana, la poetisa María Elena Cruz Varela. Un alto funcionario mexicano decía ayer: "Parece que lo hacen a conciencia. Cuando estamos tratando de demostrar que hay gestos de apertura en Cuba, nos dejan sin argumentos".
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