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Edwards completa sus memorias en Madrid

Semana de debates en tomo al autor de 'Persona non grata'

El memorialista Jorge Edwards tiene el problema de que las frases, una vez encontradas tras mucho rumiar, se le olvidan a veces en el tiempo que alcanza su mesa, en su inmenso piso de Santiago de Chile. El olvido es elemento esencial de la memoria, según se ha puesto de manifiesto en unas jornadas sobre el escritor chileno, clausuradas ayer en la Fundación Sánchez Ruipérez en Madrid. El autor de Persona non grata reveló que ya tenía la idea de escribir sobre Cuba cuando fue destinado allí.

Persona non grata, en la que Edwards cuenta la experiencia de su expulsión de Cuba, donde había ejercido como diplomático de Salvador Allende, fue escrita bajo la influencia de los numerosos libros de biografías, memorias y carnets de escritores en español que el escritor había leído en esos meses, según reveló en la sesión del miércoles, y que desmienten la extendida creencia de que en estos países no abundan los memorialistas. También reveló que, entonces, el libro le pareció benevolente con el régimen, y le pareció incluso que se lo perdonarían. No fue así, como reveló más tarde en su segundo libro de memorias, Adiós, poeta.

"Cuando me nombraron en La Habana supe que escribiría uno de esos libros [de memorias]. Lo que no sabía es que lo haría tan rápidamente". De hecho, comenzó a escribir ya en Cuba, en notas tan progresivamente herméticas -tenía indicios de que le espiaban- que llegó a no entenderlas él mismo. El régimen cubano, y la izquierda progresista que en aquel tiempo aún le acompañaba en el viaje, le acusaron de paranoia, delirio y fantasía. "No hay delirio de persecución en un lugar en el que la persecución es un delirio" le escribió en característico retruécano Guillermo Cabrera Infante, escritor Cubano exiliado en Londres, en una de las dos cartas que le ha escrito en su vida; la otra siguió a Adiós poeta.

"Me gustaría volver a Cuba", dijo Edwards. "Pero me gustaría hacerlo antes de... no después de... " Para el chileno, lo más dificil, como suele ser el caso, fue encontrar el tono adecuado para el libro. Hasta que lo encontró: tenía que ser un tono chaplinesco, que permitiera al narrador contar las experiencias absurdas que había vivido.

En el debate sobre la memoria en Edwards, que además es autor de varias novelas, el periodista y editor Javier Pradera situó la importancia de Persona non grata, "angustiado relato sobre las diferencias entre la retórica revolucionaria y la realidad" en la evolución de la izquierda de aquella época hacia "la desilusionada comprobación de que los sueños se habían hecho humo".

Según la crítica Nora Catelli, Edwards ha revivido un tipo de crónica personal y política que había casi muerto a comienzos de siglo, y ello desde una comodidad que no es propia del continente.

Jaime Siles, poeta y profesor, propuso la idea de que Adiós, poeta viene a completar lo que no se dijo en Persona non grata. Desmintió que no exista tradición memorialista en España. Dijo que en aquella época había censura de derecha, pero también de izquierda, por lo que Persona non grata supone, "lo mejor que un hombre puede dar: un testimonio personal que también lo es moral".

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