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Las repúblicas de la URSS gestionarán su investigación de forma autónoma

Marimar Jiménez

Borís Yeltsin está rodeado por científicos, y los alcaldes de Moscú y Leningrado son profesores de Universidad. "Esto antes era impensable", afirman en Madrid los biólogos VIadímir. Debabov y Alexandr Mironov. Ellos y su compañera Eugenia Paton creen que la ciencia soviética apuesta por la democracia, pero les preocupa su eficacia.

Debavov, Mironov y Paton han viajado a España para conocer las líneas de trabajo abiertas en centros como el de investigaciones biológicas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el de biología molecular en la Universidad Autónoma de Madrid. "Sólo teníamos buenas relaciones científicas con Estados Unidos o Japón. Ahora queremos colaborar con países europeos, como España y Alemania", señala Mironov, del Instituto de Genética y Selección de Microorganismos Industriales, en Moscú.

Ahora que las repúblicas van a controlar su propio presupuesto dedicado a investigación, estos científicos prevén que la ciencia básica sufrira en detrimento de la aplicada (medicina y agricultura, fundamentalmente).

Debavov y Mironov afirman que el dirigismo político de la URSS en el campo científico sólo se daba en la manera de distribuir los presupuestos. "Una vez adjudicado el dinero, que se hacía en función de la relevancia política del director del centro adjudicatario, éramos los científicos quienes decidíamos los trabajos de investigación", dice Debabov, director del citado instituto de Moscú. "Un buen ejemplo es que el profesor Mironov trabaja en la misma línea de investigación desde los años setenta", añade.

Academias propias

Los cambios políticos y económicos de la URSS han dado lugar a un nuevo orden científico. Cada república cuenta ahora con academia de ciencias propia, incluso Rusia, que paradójicamente no la tenía. Y pronto será suprimida la antigua Academia de las Ciencias Soviética. ','En general, la mejor ciencia se hacía en Rusia [Moscú, Leningrado y NobosivirskI, por cuyos centros de investigación han pasado todos los científicos soviéticos en algún momento de su carrera", apunta Mironov. Paton, que dirige un grupo de trabajo en el Instituto de Biología Molecular y Genética de Kiev (Ucrania), precisa que las repúblicas bálticas tienen el mismo nivel en áreas como la biotecnología.

Todos coinciden en que la cooperación científica entre las repúblicas ha sido mucho mejor que en el ámbito económico 0 político. Pero la URSS ya no es el mismo país y la ciencia no puede ser administrada de la misma forma. "Las diferentes repúblicas tienen que encontrar la manera de coordinar sus esfuerzos científicos. Hay que ser sabios y mantener sólo la investigación competitiva", aclara Paton.

Del presupuesto dedicado a ciencia en la URSS durante el régimen anterior, un 10% se destinaba a investigaciones consideradas de interés global -proyecto genoma, ingeniería genética y biotecnología- y programas de .interés médico y sanitario. "Muchas de estas investigaciones se hacían sólo por prestigio, dando lugar a la paradoja de construir centros de investigación espectaculares con que, emular a Estados Unidos, cuando nuestro nivel científico era muy inferior", señala Debabov. Un acuerdo, entre las repúblicas -incluidas las bálticas- garantiza ahora la aportación de este 10%. El resto del presupuesto será autónomo para cada república.

Es posible que el Gobierno democrático acabe con estas obras de prestigio y dedique más esfuerzos a las necesidades más inmediatas del país en materia de agricultura y salud.

Para la bióloga Paton, de 35 años, el problema más serio de las repúblicas no es la ciencia. "La cuestión es dónde conseguir pan o gasolina, por ejemplo. Y estas necesidades básicas pueden desplazar en prioridad a la ciencia; todos los científicos lo tememos. Deben redistribuir los presupuestos y decidir si quieren tener ciencia básica o sueldos para la gente".

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Sobre la firma

Marimar Jiménez
Redactora senior en la sección de Empresas de CINCODIAS. Sigue la actualidad del sector de tecnologías de la información y del ecosistema emprendedor español. Antes de incorporse al diario en 2000 trabajó en Actualidad Económica y los suplementos Futuro y Negocio en EL PAIS. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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