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LA CRISIS CENTROAMERICANA

El jesuita Jon Sobrino califica el proceso de "Iavado de cara"

Aurora Intxausti

El jesuita Jon Sobrino, uno de los dos sacerdotes que se libraron -por encontrarse de viaje- hace dos años de la matanza ocurrida en la Universidad Centroamericana (UCA), en El Salvador, calificó ayer de "lavado de cara" el juicio que se celebra en ese país para esclarecer la responsabilidad de los asesinatos de seis jesuitas (cinco de ellos españoles) y dos mujeres. Culpó a la Embajada de Estados Unidos en El Salvador de haber estado involucrada en la preparación del crimen y de haber obstruido las investigaciones judiciales, al haberse negado a entregar documentos de interés.El jesuita bilbaíno -que trabajaba para la UCA- se encontraba en Tailandia hace dos años, cuando varios desconocidos, vinculados a sectores ultraderechistas del Ejército, asesinaron a tiros al rector de la Universidad Centroamericana, Ignacio Ellacuría, y a siete personas más.

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El sacerdote vasco, residente en El Salvador desde hace varios años, observa con pesimismo el futuro de ese país. "Una vez que cese la guerra como tal, se impone la reestructuración del país a muchos niveles: judicial, social y económico". En el terreno de la judicatura, señaló Sobrino, se deberán resolver los crímenes y castigarlos, y en el económico tiene que haber una reconstrucción total. Para este jesuita, El Salvador está económicamente retrasado 30 años en relación a los países europeos.

Visión crítica

Sobrino manifestó cierta visión crítica de la postura que mantiene Europa con los que forman parte del Tercer Mundo, ya que se está volcando con los países del Este, ignorando la pobreza que hay en los del Sur. Una pobreza más cruel, más masiva. Y apostilló: "A América Latina nunca se la han tomado en serio. Los pobres de este mundo no interesan a los Gobiernos".

Jon Sobrino resaltó el papel que la UCA ha jugado en estos últimos años para que El Salvador pueda llegar a conseguir la normalización: "El camino para la paz debe bnasarse en la negociación". Ésta fue una de las frases que, según Sobrino, repetía Ignacio Ellacuría: "Acertó, aunque le costó la vida".

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Este jesuita, uno de los seguidores de la Teología de la liberación -duramente criticada por los sectores más conservadores de la Iglesia católica-, cree que esa corriente tiene vigencia en América Latina: "Dejará de tenerla el día que no haya opresión entre los seres humanos, y ello es poco probable que pueda conseguirse fácilmente".

Sobrino regresará el próximo miércoles a El Salvador, dondeespera seguir más puntualmente el desarrollo del proceso judicial. El jesuíta vasco se encuentra en estos momentos en la Basílica de Loyola , en Azpeitia, (Guipúzcoa), donde asiste a unos conferencias sobre Ejercicios Esporituales, y llegará el próximo miércoles a El Salvador donde espera seguir más puntualmente el desarrollo del proceso judicial.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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