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LA CRISIS CENTROAMERICANA

La guerrilla exige que Estados Unidos ponga fin a su ayuda militar a El Salvador

Antonio Caño

Antes de la paz hay que organizar la postguerra. El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) afirmó ayer que la primera consecuencia del acuerdo firmado en la noche del miércoles debe ser la suspensión de la ayuda militar norteamericana a El Salvador. Ambas partes coinciden en que los compromisos alcanzados en Nueva York hacen irreversible el camino hacia la pacificación, aunque el Gobierno tendrá todavía que vencer fuertes resistencias por parte de los sectores ultraderechistas instalados en las fuerzas armadas y en otros sectores de la sociedad salvadoreña.

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El objetivo ahora es darle contenido a los históricos acuerdos firmados. Lo mejor que podría ocurrir en esa dirección, según la guerrilla, es que el Gobierno norteamericano canalice hacia la reconstrucción del país la ayuda que ha estado prestando desde hace diez años al Ejército salvadoreño.Es el momento oportuno para que la ayuda militar sea transferida a la paz. Nadie entendería que en estos momentos, cuando la paz está al alcance de nuestra mano, Estados Unidos siguiera apoyando la guerra", declaró el comandante Roberto Roca, uno de los cinco miembros de la dirección colectiva del FMLN.

El Salvador ha sido en la última década el país latinoamericano más beneficiado por la ayuda norteamericana, que ha llegado a ser de dos millones de dólares diarios. En los últimos diez años se estima que EE UU ha gastado en El Salvador más de 4.000 millones de dólares. Pese a esas cifras, durante la Administración del presidente George Bush la posición de Estados Unidos ha ido paulatinamente evolucionando en favor del respeto a los derechos humanos y en contra de la extrema derecha salvadoreña. La cantidad de ayuda para 1992 será discutida por el Congreso norteamericano el mes próximo.

La guerra acaba

El subsecretario de Estado norteamericano para Asuntos Interamericanos, Bernard Aronson, comentó ayer que "si la guerrilla cumple lo que dicen estos acuerdos, la guerra se ha acabado". Esta opinión ha sido interpretada por el FM1-N como "un signo positivo" de que la ayuda militar puede acabar.

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Horas después de alcanzado el acuerdo, el ambiente parecía, en efecto, favorable para una reconsideración de la política norteamericana, pero todavía la reacción es de asombro por lo alcanzado. El presidente de la comisión de Asuntos Hemisféricos de la Cámara de Representantes, Robert Torricelli, declaró que "este éxito ha tomado a todo el mundo por sorpresa".

El comandante Roberto Roca informó que el FMLN no ha mantenido durante su estancia en Estados Unidos -hecho de por sí revolucionario- contactos directos con la Administración, pero añadió que sí han recibido "indicaciones" de que el Gobierno norteamericano modificará su política "en un sentido positivo".

La eliminación de la ayuda militar norteamericana contribuiría, además, a desalentar a los sectores salvadoreños que se oponen a los acuerdos firmados en Nueva York y que tratarán de obstaculizarlos. El estado mayor del Ejército y una mayoría del partido del Gobierno, Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), se han expresado en los últimos días contra algunos de los puntos pactados en Nueva York, particularmente contra la creación de una policía civil y contra la reducción y depuración de las fuerzas armadas.

En sus primeras declaraciones, el presidente Alfredo Cristiani, que parece navegar en solitario en estos momentos, se mostró, sin embargo, muy optimista: "1991 va a ser el año de la paz". El comandante Roca cree que se ha creado un clima en la sociedad salvadoreña "que hace imposible que el Gobierno se pueda retractar de lo que se ha firmado". Las dos partes calificaron el acuerdo de "satisfactorio", pero una primera interpretación permite atribuir una victoria por puntos al FMLN. En las actuales circunstancias internacionales, con los principales aliados tradicionales del FMLN derrotados o aislados, conseguir un acuerdo, no sólo digno, sino que recoge algunas de las aspiraciones tradicionales de la mayor guerrilla de América Latina, constituye un éxito político para ellos.

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