El Parlamento soviético debate hoy su legitimidad
El futuro de la democracia en las 15 repúblicas federadas de la URSS está en juego hoy en la sesión del Sóviet Supremo de la Unión Soviética que comienza en el Kremlin con una discusión sobre el papel desempeñado en el golpe de Estado por el presidente de este Parlamento, Anatoli Lukiánov, que dimitió ayer de su cargo. También debatirá si deben mantenerse o no las instituciones centrales que aseguran la unidad del Estado. Algunos demócratas cuestionan la legitimidad del Sóviet y del Congreso de los Diputados, en el que hay por ley 100 miembros del PCUS, y piden su disolución. Otros advierten sobre la gravedad de un absoluto vacío de poder institucional. Mientras, Rusia parece aceptar la independencia de las repúblicas bálticas, pero no la de otras que también la reclaman.
Tras el Golpe, el Centro y las instituciones encargadas de velar por la integridad estatal se han resignado a la pérdida del Báltico. Ayer el ministro de Defensa de la URSS, Evgueni Sháposhnikov, junto con el ministro del Interior, Victor Baranikov, y el presidente del KGB, Vadim Bakatin, discutieron en Moscú con Anatoli Gorbunov, presidente de Letonia, sobre la cooperación entre las instituciones; constitucionales de esta república y las soviéticas, así como sobre la colaboración para liquidar las secuelas del golpe.Por acuerdo entre ambas partes, será cesado de su cargo el jefe militar del Báltico, general Fedor Kuzmín, que participó activamente en el golpe, según la agencia Tass. El Ministerio del Interior y el KGB se comprometieron a no ayudar al OMON (las brigadas de intervención especial del Ministerio del Interior) en territorio de Letonia y a colaborar con sus autoridades para disolverlo. A Letonia se le devolverán las propiedades confiscadas por el OMON, y una brigada especial del KGB procederá a liquidar también esta organización en territorio de Letonia.
La dirección rusa, que venció con su resistencia a la junta golpista, se enfrenta ya a conflictos con otras repúblicas eslavas y a la desintegración, con todas sus consecuencias, de los dos principios que han formado la URSS: Oriente y Occidente.
La independencia de Ucrania, proclamada el sábado por el Parlamento de esta república, dio lugar ayer, mientras se producía la proclamación de independencia en Bielorrusia, a la primera reacción negativa de los dirigentes rusos, cuando el vicepresidente de la Federación Rusa visiblemente irritado exclamó: "Hemos visto cómo se ha portado Ucrania durante los días del golpe y cómo gritaba que debía liberarse del poder de Yeltsin lo más rápidamente posible". Rutskoi se expresaba así en una reunión con los diputados que hoy asisten a la sesión del Sóviet, Supremo de la URSS, parlamento bicameral formado por 540 diputados.
Los esfuerzos de las repúblicas periféricas para aprovechar el vacío de poder generado por el golpe de Estado restan fuerzas a la causa común de la democracia en la URSS. "Las repúblicas bálticas no comprenden que su anhelo independentista puede hacerlas cómplices de la aparición de régimenes dictatoriales como el de Sadam Husein en Asia Central y que saldrán perjudicadas por ello", exclamaba ayer el diputado VIadimir Zolotujin, un mayor del Ejército soviético que pertenece al grupo de diputados de Uzbekistán en el Congreso de los Diputados Populares de la URSS, el superparlamento de 2.250 escaños creado en 1989, al que los sectores demócratas niegan hoy toda legitimidad.
Organos obsoletos
Ayer por la mañana, en una sesión del Grupo Interregional de Diputados, formado por los parlamentarios reformistas de la URSS se planteó si los dos parlamentos centrales soviéticos -el Congreso y el Sóviet Supremo- deben seguir existiendo y asegurando la coordinación de las repúblicas hasta que se convoquen nuevas elecciones o si deben disolverse ya como órganos obsoletos, llenos de conservadores.El clima de euforia reinante puede hacer olvidar que todavía existen obstáculos en el camino de la reforma, opinaba un observador político. El coronel Victor Alksnis, uno de los dirigentes del grupo conservador Soyuz (Unión), dijo ayer, según un periodista soviético, que era pronto para hablar de derrota. El alcalde de Moscú, Gavril Popov, por su parte, pidió que los diputados del grupo Soyuz sean echados de sus escaños parlamentarios. Soyuz, que integra a los sectores más conservadores del Parlamento, defiende el mantenimiento del Estado soviético y goza de las simpatías de Lukianov, quien ayer presentó su renuncia a Gorbachov, acosado por quienes le acusan de ser cómplice de los golpistas.
El Presidium del Sóviet Supremo ya había decidido previamente que Lukianov no dirigiera hoy la sesión del Parlamento. En las manos de un periodista moscovita, esta corresponsal vió la fotocopia de una nota, escrita a mano y firmada por Lukianov, en la que se pedía a los comités parlamentarios preparar sus conclusiones para examinar la propuesta de introducir el estado de excepción en la URSS.
La sesión de hoy había sido convocada por Lukianov con el fin de aprobar el estado de excepción del Comité Estatal de Emergencia. Una vez abortado el golpe, el orden del día ha cambiado para incluir el rendimiento de cuentas de la dirección soviética, destituir a quienes han participado, crear una comisión parlamentaria para investigar lo sucedido y convocar una sesión extraordinaria del Congreso de los Diputados de la URSS.
Un amplio sector reformista desea que el Congreso se disuelva, y que el Sóviet Supremo haga otro tanto. Esto privaría de instituciones centrales que actúen como puente entre el modelo de Estado anterior y otro nuevo, que puede ser una mezcla de Federación y Confederación. Anatoli Sobchak presentó ayer las resoluciones del grupo noroccidental de diputados, que incluye a los parlamentarios bálticos. Estos diputados quieren que el Sóviet Supremo de la URSS entregue el Tratado de la Unión a los parlamentos republicanos para su debate y firma, reconozca las declaraciones de independencia de las repúblicas y suprima las competencias extraordinarias que el Parlamento delegó en Gorbachov.
Voces de alerta
En el clima de euforia generalizado suenan voces de alerta, como la de Vladimir Tijonov, según el cual las fuerzas conservadoras siguen siendo fuertes en provincias, o la de Vladimir Volkov, un diputado de SverdIovsk, según el cual el Parlamento debe asegurar nuevas estructuras de poder y es peligrosa la disolución del Congreso. Para Volkov no existe hoy una alternativa central a estos órganos y el Consejo de la Federación, que agrupa a los dirigentes de las repúblicas, no es capaz de hacer frente a la situación. "El fortalecimiento de la URSS es ventajoso par Rusia".Yeltsin, que ha cesado de sus puestos a los dirigentes regionales que colaboraron con los golpistas, no puede, según Volkov, hacer lo mismo en Tatarstán, cuyas autoridades antirusas gozan del apoyo de la población.
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