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El volcán chileno Hudson causa un desastre ecológico

El volcán chileno Hudson lleva ya un día completo sin rugir, después de bramar durante cinco sin parar. A un lado y a otro de la cordillera de los Andes, miles de pobladores rurales del sur argentino y chileno se mueven a cámara lenta. Ocultos detrás de sus barbijos o pañuelos, enfundados en cascos, gorras, botas y gruesos abrigos, parecen astronautas improvisados que pisan el lado oscuro de la luna. El recuento inicial asegura que, en principio, no hay víctimas humanas. El desastre es ecológico.Los animales, especialmente las ovejas, que están en época de parir, han comenzado a morir porque no queda una mata de pasto comestible en toda la regíón. La capa de ceniza volcánica, de 10 a 15 centímetros de espesor, se extiende hacia los dos océanos, el Pacífico y el Atlántico.

El estado de emergencia ha sido declarado en la provincia argentina de Santa Cruz, en el extremo sur del país. La nube de ceniza volcánica la mantuvo toda la pasada semana en medio de la penumbra y el viento llevó el polvo de óxido de silicio hasta las islas Malvinas, situadas a unos 1.000 kilómetros del volcán.

La ceniza, que tapa la luz del sol por su "pura masa", va a afectar las actividades agropecuarias. Ya se han perdido cientos de hectáreas donde se cultivan cerezas, fresas, frambuesas y hortalizas, todos ellos productos que se exportan y son, junto con la lana, el recurso económico más importante de la provincia de Santa Cruz. Los especialistas de la delegación local de Greenpeace advierten que la exposición al óxido de silicio produce tos, ahogos, irritación en los bronquios y ardor en los ojos.

El volcán Hudson, que tiene dos cráteres, entró en erupción el pasado 8 de agosto. Está ubicado a unos 1.500 metros sobre el nivel del mar y es uno de los 2.085 volcanes que existen en Chile, de los que al menos 55 están activos. Durante la erupción, las nubes de ceniza alcanzaron 15.000 metros de altura.

Los habitantes de Chile Chico, en el lado chileno, decidieron por su cuenta evacuar el pueblo y cruzar la frontera hacia Argentina ante la demora en recibir ayuda cuando se cortaron las comunicaciones y quedaron aislados. En Los Antiguos, del lado argentino, los pobladores también se quejaron por la falta de reacción inmediata de las autoridades. Las mascarillas, víveres y medicinas llegaron por fin cuando la nube de ceniza se había depositado sobre unos pueblos que ya eran fantasmas.

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