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La 'necesidad' de la prueba

Hasta mediado el mes de septiembre, decenas de miles de estudiantes no sabrán en qué centro han sido admitidos. Las cinco universidades de Madrid suman este año una oferta global de 45.190, de las que 881 se destinan a estudiantes de otras provincias que se acojan a la nueva vía del distrito compartido. Aparte de esas 881 plazas, un 5% se reserva para graduados universitarios que desean cursar una segunda carrera, otro 5% para estudiantes extranjeros y un 30% para titulados de formación profesional de segundo grado en determinadas carreras técnicas.El pasado 30 de julio, el centro de datos de la Complutense, que canaliza todo el proceso de distribución de las cinco universidades madrileñas, tenía registradas 36.035 solicitudes, de las que 3.919 correspondían a alumnos acogidos al distrito compartido. El curso pasado, las universidades de la capital de España recibieron 48.977 preinscripciones sólo en la convocatoria de junio. Ello explica que todos la distribución de la inmensa mayoría de las plazas quede prácticamente cerrada con los aspirantes aprobados antes del verano. Los alumnos que aprueban en septiembre tienen muy escasa posibilidades de conseguir plaza en el centro deseado.

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La batalla por la carrera soñada

Como se puede comprobar en el cuadro, relativo a los estudiantes que se examinaron en la Complutense, es muy importante la diferencia entre la calificación con que los alumnos llegan a la selectividad y la nota que obtienen en ésta. Esos datos "justifican" según fuentes ministeriales, "la necesidad de mantener una prueba final, externa a los centros en los que los alumnos cursan el bachillerato".

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