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La película 'Boyz N the Hood' sigue provocando incidentes en Estados Unidos

Cineastas negros como Spike Lee, Charles Burnett o John Singleton sacuden Hollywood

Un tiroteo, en el que murió una persona y hubo 33 heridos, se produjo en el estreno, el pasado viernes en Los Ángeles, de Boyz N the Hood (Chicos del barrio), del joven director John Singleton, una película pacifista sobre barriadas negras. Los incidentes continuaron durante todo el fin de semana y varios locales se niegan a exhibir el filme. Una ola de jóvenes cineastas negros sacude Hollywood, el rap ha llegado a los despachos de los grandes ejecutivos del cine, mientras grupos de negros se contonean en los platós o en las salas de montaje. Son los nuevos reyes del mercado, autores de películas de escándalo.

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, Hollywood se ha visto inundado en los últimos meses por un grupo de directores de cine de raza negra que reclama sus derechos a través de una vía incontestable: buenos productos cinematográficos. El éxito de filmes como Haz lo que debas, New Jack City o Boyz N the Hood ha entronizado a jóvenes como John Singleton, Mario Van Peeble, Bill Duke, Charles Burnett (Nunca te acuestes enfadado), Charles Lane o Spike Lee, el rey, el líder indiscutible de esta nueva generación de cineastas.Pese a que los nuevos productos consiguen grandes recaudaciones, algunos críticos acusan a sus directores de plantear el tema racial con demasiada crudeza. Lee, Singleton o cualquiera de los otros cineastas opinan que ellos simplemente se dedican a explicar lo que pasa y lo que han visto con sus propios ojos.

"La realidad es algo dificil de asumir, y más en los casos de lucha racial", explica Lee, inmerso en un ambicioso proyecto sobre la vida de Malcom X, el líder negro musulmán asesinado en Nueva York en febrero de 1965 y llamado ahora a la reencarnación por el propio Spike Lee.

En presente

Pero Malcom X será una excepción. Las nuevas películas negras, generalmente, no hablan del pasado, sino del presente. De la droga, de las bandas, de la lucha racial. La crudeza de algunas imágenes está rompiendo mol des, porque está cargada de un gran contenido político.

Para los grandes estudios, es tos productos representan la realidad de lo que ocurre en la calle y quizá este tipo de películas haya servido a Hollywood para darse cuenta de que ha llegado el tiempo de evolucionar y cambiar sus estructuras, aunque sea a costa de directores de raza negra.

En Hollywood también se tienen en cuenta dos factores. El 12% de la población norteamericana es de raza negra y el 25% de los espectadores que acudieron a las salas de cine norteamericanas durante 1990 eran negros. Este mercado es, pues, muy importante para Hollywood. La cuestión, por tanto, se mide también en dólares, no sólo por circunstancias ideológicas o culturales.

Los proyectos de Lee o de sus compañeros de quinta reflejan que el ascenso del black power a Hollywood es una cuestión de negocio. Haz lo que debas, el primer gran éxito de Lee, recaudó 27,5 millones de dólares (más de 3.000 millones de pesetas); su reciente estreno, Jungle Fever, ha superado ya los 23 millones.

El poder de Lee, nacido y afincado en Brooklyn, es enorme. Hace poco ha criticado a la Warner Bross por no haberle dado dinero para completar su Malcom X, y ha solicitado ayuda en Europa. Es la primera vez que un director de color desafía a una gran productora.

La historia de lo que podríamos denominar cine negro se inició en 1917. El esplendor se vivió en los años veinte y cuarenta, cuando Harlem destapó el frasco de sus esencias. Desde entonces fue esporádico el protagonismo de los negros. La aparición de Sidney Poitier, excepción a la regla, sólo sirvió para ver quién mandaba en este país. En los años ochenta, la situación cambió con Bill Cosby y Eddie Murphy. El auge del cine negro llegó con Spike Lee, y con demoledoras declaraciones de cineastas negros: "No he visto a dos negros besándose, ni ningún actor de color en las películas de Woody Allen".

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