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El Sóviet Supremo de la URSS se enfrenta a Rusia y Ucrania al aprobar el Tratado de la Unión

Pilar Bonet

El Sóviet Supremo de la URSS (Parlamento central) se enfrentó ayer a la Federación Rusa y a Ucrania al aprobar globalmente el Tratado de la Unión, base de la nueva estructura del Estado federal, junto con algunas polémicas, recomendaciones ya rechazadas por las principales repúblicas soviéticas. El Parlamento apoyó la posición de las repúblicas ex autónomas (la mayoría de las cuales se encuentran en territorio de la Federación Rusa) y su "derecho" a firmar el Tratado de la Unión y también un sistema fiscal que contempla impuestos federales, además de los impuestos republicanos. La Federación Rusa, que teme por su integridad territorial, está categóricamente en contra de que las repúblicas ex autónomas sean sujetos firmantes de¡ Tratado de la Unión.

Tanto Rusia como Ucrania se oponen al impuesto federal, que en la práctica daría una autonomía económica al centro. Trescientos siete diputados del Sóviet Supremo votaron a favor de la disposición, 11 lo hicieron en contra y 18 se abstuvieron. El texto aprobado, que se diferencia sustancialmente de otro discutido el día anterior, recomienda reconsiderar el método para formar el Parlamento soviético del futuro y elegirlo en elecciones directas. El borrador de Tratado de la Unión contempla un Parlamento de dos cámaras, una de las cuales representa a las repúblicas mediante un sistema de contingentes que subordina el papel de las repúblicas ex autónomas. Dos de estas repúblicas, Tatarstán y Bashkiria, han declarado su intención de firmar el Tratado de la Unión al margen de la Federación Rusa, donde se hallan integradas.

Luz verde

El Sóviet Supremo de la URSS dio luz verde para que el Tratado de la Unión se firme tras un proceso de concertación entre las repúblicas soviéticas y representantes del Parlamento central. Con este fin, se constituyó ayer una delegación dirigida por el presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, y constituida por el primer ministro, Valentín Pávlov; el presidente del Sóviet Supremo de la URSS, Anatoli Lukiánov; los presidentes de las dos cámaras parlamentarias y de varios comités del Sóviet Supremo.

El espacio económico único, la existencia de una sola unidad .monetaria y el reconocimiento de la propiedad estatal S'on algunas de las condiciones impuestas por el Sóviet Supremo para la aprobación definitiva del tratado. Éste, agregan las recomendaciones, debe firmarse en el Congreso de los Diputados Populares de la URSS, el superparlamento condenado a desaparecer, si prospera el texto concertado por representantes de nueve repúblicas soviéticas en la dacha de Novo-Ogoriovo, en las afueras de Moscú.

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La disposición aprobada por el Sóviet Supremo indica que este organismo no está dispuesto a quedarse al margen en el proceso de organización de la nueva estructura estatal, tal como presuponen los acuerdos de Novo-Ogoriovo. El Parlamento, producto de la primera etapa de la reforma política, no se resigna tampoco a aceptar la actitud de las seis repúblicas que no quieren firmar el Tratado de la Unión y aprobó ayer un llamamiento a Armenia, Georgia, Moldavia y las tres repúblicas bálticas para que busquen una forma de incorporarse al tratado.

Mijaíl Gorbachov reiteró los principios generales con los que acudirá a Londres la semana que viene, en una conferencia de prensa celebrada ayer en la sede del Parlamento. El líder propuso formar un organismo interrepublicano para colaborar con los inversores y círculos financieros occidentales. Este organismo, constituido por aquellas repúblicas que firmen el Tratado de la Unión, valoraría los proyectos concretos de colaboración. Gorbachov espera además que los siete formen un grupo de trabajo para elaborar un mecanismo concreto de cooperación. [Yevgueni Primakov, enviado especial de Gorbachov, llegó ayer por la tarde a Londres con las propuestas económicas que la URSS presentará al G-7, informa France Presse].

En vísperas de la cumbre de Londres, Gorbachov se ha esforzado en transmitir una impresión optimista sobre el consenso social e interrepublicano en la URSS. Sin embargo, subsisten serios problemas. Uno de ellos es la beligerante actitud de los sectores conservadores integrados en los órganos dirigentes del PCUS y en el grupo Soyuz, que equipara el Tratado de la Unión con la desintegración del Estado soviético. Los comunistas ortodoxos quieren convocar un congreso extraordinario del PCUS para destituir a Gorbachov como secretario general del partido. El grupo Comunistas por la Democracia, que integra a los comunistas reformistas de la Federación Rusa, anunció el jueves su intención de transformarse en partido a escala rusa, sin abandonar el PCUS.

Este grupo, que dirige el vicepresidente de la Federación Rusa, Alexandr Rutskói, se integrará también en el movimiento reformista del ex ministro de Exteriores de la URSS Edvard Shevardnadze.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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